Decidir qué pacientes tendrán prioridad para entrar al quirófano ya no dependerá únicamente de los médicos. Los facultativos tendrán que ajustarse a los criterios que les marque la Consellería de Sanidade. El departamento de Pilar Farjas ya consensuó con las sociedades científicas de medicina los baremos que deberán usarse para catalogar a un enfermo como muy grave (prioridad uno) y ahora está pactando las normas para clasificar las dolencias de tipo grave (prioridad dos). En estos protocolos no se tendrán en cuenta solamente razones médicas, sino también sociales. Es decir, las condiciones de vida y el entorno del paciente.

"Si tenemos que implantar una prótesis de cadera es más urgente hacerlo a aquella persona mayor que vive sola que a otra que ya está inmovilizada", puso como ejemplo la Pilar Farjas.

Tras su llegada a la Consellería de Sanidade, Pilar Farjas decidió ordenar a los pacientes en la lista de espera según su gravedad y estableció tres escalas: prioridad uno, dos y tres. El objetivo que se marcó el Sergas es que los pacientes más graves se operasen antes de 30 días y que los de prioridad dos lo hiciesen antes de sesenta.

Hasta ahora eran los propios facultativos los que clasificaban al paciente. Si un enfermo estaba muy grave el médico lo marcaba como prioridad uno, de manera que al pedir cita para operarse se la diesen lo antes posible, dándole prioridad sobre otros usuarios de la lista de espera.

"Queremos que disminuya la variabilidad entre centros", argumentó ayer la conselleira alegando que los criterios que usaba cada facultativo no siempre eran homogéneos.

Sanidade ya dispone de 230 protocolos pactados con las sociedades científicas sobre distintas enfermedades que pueden ser catalogadas como muy graves. Por ejemplo, en el caso de que existiese sospecha de cáncer de pulmón el facultativo deberá realizar varias pruebas como biopsias, toracosocopia transpleural y mediastinoscopia. Si se confirman los diagnósticos recogidos en el protocolo del Sergas entonces se catalogará al paciente como prioridad uno. La Xunta está consensuando ahora los criterios para definir el resto de prioridades. "Queremos sistematizar los baremos y consideramos que las condiciones sociales deben ser valoradas", explicó ayer Pilar Farjas.

Reacciones

El presidente de los Colegios Médicos de Galicia, Luis Campos Villarino, se mostró conforme con la decisión de Sanidade de elaborar un protocolo que garantice que todos los profesionales sigan los mismos criterios a la hora de dar o no prioridad a sus pacientes. Aún así, echó en falta que el departamento de Pilar Farjas no consensuara estos protocolos con los colegios de facultativos. "En esto los técnicos tienen poco que decir y parece que prevalecen más los técnicos sobre los profesionales", explicó en alusión al hecho de que la Consellería de Sanidade haya elegido las sociedades científicas de medicina para pactar los baremos para clasificar pacientes.

Con respecto a la introducción de criterios sociales para decidir quién se opera antes, el responsable de los médicos gallegos advirtió que, en todo caso, "debe prevalecer la gravedad desde el punto de vista clínico" y alertó de que, tener en cuenta condicionantes sociales, puede dar pie a "cierta discrecionalidad" cuando se catalogue al paciente. Por esta razón Campos Villarino abogó porque el Servizo Galego de Saúde deje claro estos criterios sociales "y que se hagan entroncando con la ley de dependencia".

La responsable de CIG-Saúde, María Xosé Abuín, sin embargo, no está de acuerdo con que se priorice a un paciente sobre otro teniendo en cuenta su situación social. "Yo no tengo porqué estar dolorida en mi casa esperando por una prótesis de cadera por mucho de que viva rodeada de familiares que me cuiden", explicó. En su opinión, la solución es operar todos los casos urgentes por igual y si hay un paciente mayor o que viva solo establecer medidas complementarias para aliviar su situación. Aunque no discute el hecho de que Sanidade establezca protocolos para clasificar la gravedad del paciente, Abuín añade que esto ya lo venían haciendo "con buen criterio" los médicos. "El problema está en que te catalogan como prioridad uno y después vas a pedir cita y no hay hueco", se quejó. También Javier Martínez, del sector sanitario de UGT, defiende la libertad de los facultativos, aunque no se opone a que se implanten unos criterios, "siempre y cuando sean unas normas generales y no algo rígido".

Los gallegos esperan de media 75,8 días para ser operados, 3,8 jornadas menos que hace un año, según los datos de la Consellería de Sanidade a 31 de diciembre de 2010. Además, por primera vez, los enfermos graves son intervenidos en sesenta días, cumpliéndose así el objetivo que se había marcado el departamento de Pilar Farjas para los pacientes catalogados como prioridad dos -en 2009 la demora era de 75 días-.

En cuanto a los enfermos más urgentes (nivel uno) la espera ya estaba hace un año dentro de los límites marcados por el Servizo Galego de Saúde, de treinta días, pero en diciembre de 2010 se acortó aún más el tiempo que tardan este tipo de pacientes en ser atendidos situándose en los 21,2 días, 7,1 menos que en 2009.

A pesar de la reducción en los tiempos de espera para operarse, Sanidade no ha logrado mejorar los 69,5 días de media que aguardaban los gallegos para entrar en quirófano en 2008.

La conselleira de Sanidade, Pilar Farjas ofreció ayer un avance de los datos de lista de espera, que no se harán públicos hasta hoy, y en el que también se constata una reducción de la demora media para consultas con el especialista. Se pasa de 68,9 días a 66,4 en un año. "Esto demuestra que trabajando con nuestros profesionales el sistema sanitario gallego tiene capacidad de mejora en cantidad y en calidad", destacó Pilar Farjas. Según explicó, aunque el Sergas "nunca estará satisfecho" con las listas de espera también advirtió que si existen es gracias a "una utilización eficiente de los recursos puesto que se demuestra que no hay medios ociosos".

Uno de los empeños de Farjas cuando llegó a Sanidade fue poner coto a las peonadas -pluses a los médicos por operar en horario de tarde- y potenciar la actividad quirúrgica en jornada ordinaria. Según explicó ayer, en 2010 se realizaron 102.630 intervenciones durante las mañanas, lo que supone un 14% más que en 2008, último año de gestión del bipartito. Las intervenciones menores en ambulatorios aumentaron un 31%.