El catedrático gallego de Endocrinología y Nutrición Aniceto Charro recibirá el próximo 2 de junio el Premio Nacional de Estrategia NAOS, que le ha concedido, ex aequo con el doctor Basilio Moreno, el Ministerio de Sanidad a propuesta de la Agencia Española de Seguridad alimentaria y Nutrición. Ambos especialistas han sido reconocidos por su dilatada y reconocida trayectoria profesional en el campo de la nutrición y el estudio de la obesidad y por su contribución a la Estrategia NAOS (Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad) como coordinadores del primer grupo de expertos de dicho programa en 2004.

-A pesar de la Estrategia NAOS, la obesidad también aumenta en España

-En todo el mundo. Hay países en desarrollo que está padeciendo lo mismo y que tienen zonas con desnutrición y zonas con obesidad. La obesidad es una desgraciada epidemia, un problema muy grave contra el que hasta ahora poco se está haciendo. Nosotros fuimos pioneros en poner en marcha una estrategia contra la obesidad, pero aún así, la obesidad aumenta y si no lo remediamos, nuestros descendientes van a vivir menos que nosotros y con bastante peor salud porque tendrán más problemas de corazón, diabetes, cáncer y colesterol alto que nosotros, y a edades más tempranas. En Galicia, uno de cada tres niños está gordo u obeso, las cifras más altas de Europa.

-¿Qué falla en la prevención de la obesidad?

-La obesidad es un problema muy complicado de resolver. Los padres tienen cada vez menos tiempo para preparar la comida y comer con los hijos. Cada vez se come más fuera de casa y se echa mano de las comidas rápidas, hipercalóricas y desequilibradas. Dietas como la Mediterránea y la Atlántica se están abandonando. Y luego, los niños llegan a casa y se sientan delante del ordenador o de la consola, no hacen ejercicio. La alimentación, la mala alimentación, es, después del tabaco, la segunda causa exógena de muerte. Por eso no debemos tirar la toalla. Algo tenemos que hacer.

-¿Qué hacer entonces?

-Educar en comer. El problema es que no educamos en algo tan importante como comer bien. En los colegios se han quitado las máquinas expendedoras de bebidas azucaradas, pero se sigue sin impartir conocimientos sobre nutrición.

-¿Prohibir es una solución?

-No soy partidario de prohibir, pero la retirada de las máquinas expendedoras de bebidas azucaradas, por ejemplo, es una medida más de control que sirve para que los niños aprendan a no pasarse con las calorías.

-La genética también es un factor determinante en la obesidad...

-Es cierto que hay personas más propensas a engordar que otras. La obesidad es un cincuenta por ciento genética pero, aunque ésta no se puede modificar sí podemos conseguir que esos genes se expresen menos modificando el ambioma, el conjunto de elementos que rodean al individuo. En la obesidad, la carga genética es importante, pero la ambiental es incuestionable. Los genes eran iguales hace cincuenta años. Lo que sucede es que ahora se expresan mejor por factores externos favorables. El estrés causa trastornos en el sueño y hay estudios que demuestran que quienes duermen mal tienen mayor propensión a ganar peso porque la falta de sueño altera hormonas implicadas en el apetito.

-Está claro que la obesidad es la enfermedad de la sociedad del bienestar.

-Sí, aunque quienes más recursos tienen están más concienciados y tienden a cuidarse mejor y a tener más disciplina. En las familias con pocos recursos es en las que más obesidad se da. Ahora estamos estudiando si la obesidad ha de valorarse igual que una adicción, algo muy interesante.

-¿No resulta paradójico que teniendo las dietas mediterránea y atlántica España sea uno de los países europeos con más obesidad?

-Tenemos unas excelentes dietas, pero comemos de más y apenas nos movemos.