El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, pidió ayer una normativa estatal que permita a los ayuntamientos españoles obligar a los sin techo a salir de la calle, siempre y cuando haya recursos asistenciales "suficientes y gratuitos" para atenderles. La idea es que las personas que, por vivir y dormir en la calle, hacen un "uso privativo" del espacio público puedan ser trasladadas incluso a la fuerza a hospitales o recursos asistenciales, un punto fundamental para implementar una medida de este tipo, ya que según reconoció el propio alcalde nadie tiene "la autoridad moral" para echar a alguien de la calle a costa de "expulsarlo a otro espacio público porque no hay un sistema para acogerlo".

Fuentes del PP aseguraban ayer que otros alcaldes del partido han solicitado qué hacer con los sin techo para poder realizar una mejor política social en un contexto económico de recortes. Las mismas fuentes señalaban que las medidas en este sentido que estudie el partido, si es que las estudia, no son precisamente así: se trataría de intentar que el indigente que vive en la calle acuda a un centro de acogida o cualquier otro centro social en vez de seguir desamparado, pero siempre respetando la libertad del indigente.

Desde la oposición, sin embargo, le han llovido las críticas a Gallardón. La portavoz del Comité Electoral del PSOE, Elena Valenciano le recordó ayer que "la ley de vagos y maleantes hace tiempo que está derogada" y lamentó que sus palabras sobre los sin techo tengan tintes xenófobos.

Protestas en A Coruña

Los comerciantes de la calle Real solicitaron hace tres años al Ayuntamiento de A Coruña que pusiese en marcha una ordenanza municipal -anunciada por Francisco Vázquez en 2003- para evitar la indigencia en la calle. Pese a que su demanda todavía no ha sido respaldada desde el Concello, en junio de 2008, agentes de la Policía Local expulsaron a los mendigos que pedían limosna en esta céntrica calle aunque les permitían trasladarse a vías paralelas.

Los comerciantes alegaban que la presencia de indigentes ofrecía una visión negativa de los turistas que la visitan y que pasean por el centro.