Una simple prueba de sangre podrá determinar la rapidez del proceso de envejeciendo de una persona y, por lo tanto, predecir si tendrá una vida larga o corta. La prueba, establecida en España, en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, estará disponible en el mercado europeo en solo unos meses con un coste de unos 500 euros.

El nuevo análisis mide los telómeros, regiones de ADN no codificante, que están ubicadas en los extremos de los cromosomas. Los telómeros son los responsables de la división celular y, por lo tanto, del tiempo de vida de una célula.

Por similares razones, ya que regulan la proliferación celular, los telómeros están involucrados en ciertas enfermedades como el cáncer.

El argumento de fondo en el que se basa el nuevo análisis es sencillo. Como los telómeros marcan el número de divisiones celulares posibles, los científicos creen que estas estructuras son unos indicadores muy precisos de la velocidad en que una persona está envejeciendo.

Por esa razón, desde hace tiempo distintos equipos de investigadores de varios países trabajan en una prueba capaz de medir el envejecimiento del ser humano en función del conocimiento de la actividad y vigencia de los telómeros.

El modelo de análisis establecido por la doctora María Blasco, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas de España, y la compañía Life Length, es el primero que ha logrado avanzar hasta una etapa que permite la comercialización.

"No intentamos determinar cuándo morirá una persona", explicó la doctora Blasco, "lo que ocurre es que la prueba te dice básicamente si los telómeros de una persona tienen una longitud normal para su grupo de edad, si son más cortos o más largos".

Cualquier persona podrá enviar una muestra de sangre al laboratorio que determinará la longitud de sus telómeros. Esta medida indicará su "edad biológica", que puede ser tanto mayor como menor que su edad cronológica. Según la doctora Blasco, la prueba "es muy precisa, podemos detectar diferencias muy pequeñas en la longitud de los telómeros con una técnica muy simple y rápida con la cual se pueden analizar varias muestras al mismo tiempo. Y lo más importante quizás es que podemos determinar la presencia de telómeros peligrosos, que son aquellos extremadamente cortos".

Aun así no hay unanimidad en la comunidad científica. Algunos investigadores creen que las pruebas de telómeros serán practicadas de forma rutinaria en la próxima década, mientras que otros no están de acuerdo en que tengan auténtico valor y utilidad.

El primer problema es de orden ético, ya que la medición de los telómeros de un individuo puede ser utilizada por compañías de seguros de vida o determinadas instancias médicas para determinar el riesgo de una persona de morir prematuramente o sufrir una enfermedad mortal. También se cuestiona cuál es el valor que tiene para un individuo conocer hasta qué punto es viejo desde una perspectiva biológica.

La doctora Blasco indica que si bien la longitud de los telómeros no predice cuánto tiempo vivirá una persona, es posible, analizándolos, obtener una información vital sobre el riesgo que tiene de morir de forma prematura a causa de enfermedades vinculadas al envejecimiento, como las cardiovasculares o el cáncer.

"Sabemos desde hace tiempo que la gente que nace con telómeros más cortos está vinculada a un mayor riesgo de ciertas enfermedades vinculadas al envejecimiento, como las cardiovasculares, cierta susceptibilidad a las infecciones o trastornos neurológicos. De manera que esta prueba podría ser un indicador de hasta qué punto está envejecido un organismo o cuál es el estado de la salud de una persona. La longitud de los telómeros no determina una más larga longevidad, ni tampoco indica necesariamente que una persona con telómeros cortos padecerá esas enfermedades, pero sí determina el riesgo que tiene una persona de desarrollarlas", explica la doctora Blasco.