El embarazo y el parto se rodean de mucho misterio en la sociedad senegalesa. La gente no habla sobre el estado en el que se encuentra una mujer y se siguen con absoluta discreción los nueve meses de espera: piensan que hablar del embarazo podría poner en riesgo la vida del bebé. Por otro lado, consideran que el embarazo es un proceso natural, no una enfermedad que deba ser controlada médicamente, de ahí que muchas no acudan a los controles periódicos. Las enfermeras y pediatras de Da Man van consiguiendo poco a poco que las mujeres entiendan la necesidad de controlar su estado y mejorar su alimentación durante este periodo. Las matronas tradicionales son las que habitualmente atienden los partos. "Ellas saben desenvolverse en un parto, pero no conocen cómo se produce y desarrolla un embarazo, lo que es indispensable para evitar muchos problemas", advierte la pediatra Pilar Martínez

La ONG ha reformado en Bandafassi un ala del centro de salud que no se utilizaba convirtiéndola en maternidad, con una sala de partos con camilla, además de equipo sanitario como el doppler fetal y el equipo de lectura de hemoglobina. "La mayoría de las mujeres senegalesas a los 16 años ya están casadas, muchas con matrimonios concertados, y son madres", relata la presidenta de la organización. Este es el caso de la chica de las imágenes, que tuvo la suerte de dar a luz durante la pasada estancia de la comisión sanitaria de Da Man en Senegal. "Es una de las chicas que han llevado el embarazo controlado y sabía que cuando comenzaran las contracciones debía de acudir a la maternidad; otras muchas creen que no tienen que hacerlo hasta el mismo momento en que van a parir", lamenta Martínez. La joven tuvo un parto muy largo agravado por la estrechez de su pelvis. "Le hice una episiotomía (corte en el perineo que evita el desgarro vaginal) que la ayudó mucho y que las matronas tradicionales tienen prohibido hacer", apunta. Finalmente, a pesar de trabajar bajo la escasa luz de dos linternas, el bebé nació sano y la madre se recuperó rápidamente. Apenas se la escuchó quejarse -poco que ver con cualquier mujer española en una situación parecida- ya que las mujeres senegalesas tienen un control muy especial del dolor y no está bien visto que se quejen en exceso.

El trabajo de campo de estos profesionales sanitarios gallegos les ha mostrado que la práctica de la ablación es habitual en casi todas las mujeres mayores de 30 años y, aunque aún encuentran bastantes casos de mutilación genital en las menores de esa edad a pesar de estar prohibido en el país, "poco a poco parece que se va eliminando". "También hemos dado algunas charlas sobre este tema y sobre control de natalidad", añade la pediatra. En estos momentos, han conseguido que 45 mujeres lleven un dispositivo tipo DIU.