Durante el juicio que trata de esclarecer las circunstancias de la muerte de Michael Jackson, el médico forense que practicó la autopsia sostiene que es imposible que el rey del pop se hubiese autoadministrado el propofol, ya que en el momento en el que se le inyectó la dosis letal se encontraba sedado.

En las últimas imágenes del cadáver mostradas en el juicio, sacadas poco antes de la autopsia, se le ve con signos de haber sido intubado, con varios pinchazos y una herida en el pecho. Según el análisis, el propofol le habría hecho efecto en menos de dos minutos.

Con estas conclusiones, se desmontaría la versión de la declaración del médico, que aseguraba que había sido el propio Michael Jackson quien se inyectó la dosis.