El presidente del Consejo General de Enfermería, Máximo González Jurado, quien ayer inauguró en la Fundación Barrié de A Coruña las jornadas La enfermería ante el paciente en fase terminal, apoya el anteproyecto de la ley de muerte digna aunque lamenta que algunos aspectos, como el de la formación de los profesionales sanitarios, estén "poco desarrollados". "El personal no está suficientemente preparado en este ámbito. Hay que darles una mayor formación, sobre todo en las facultades", destaca.

-¿Qué le parece el anteproyecto de ley de muerte digna aprobado por el Gobierno y que permanece paralizado en el Congreso por la celebración de elecciones generales?

-Es bueno que haya una ley para que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos y, también, para que todos los profesionales sanitarios trabajen bajo los mismos criterios. Sin embargo, algunos aspectos de esa normativa están poco desarrollados, con el referente a la formación. Un enfermero recién salido de la universidad no está capacitado para atender a pacientes que requieren un nivel tan elevado de cuidados específicos. Por otro lado, el anteproyecto de ley potencia principios consagrados, como el derecho del paciente a la información y a tomar decisiones, que hoy por hoy, no se ponen en práctica.

-¿Qué papel juegan los enfermeros en el proceso de la muerte digna?

-El momento de la muerte recae casi por completo sobre los profesionales sanitarios y, de manera particular, sobre los enfermeros, que son quienes la viven más de cerca. Por eso, hay determinadas circunstancias que resultan más que contradictorias, como el hecho de que no puedan acceder a los datos del registro de últimas voluntades.

-A nivel nacional, hay registradas poco más de 175.000 voluntades, una cifra que usted mismo ha calificado de 'ridícula'...

-Así es. Desde el Consejo General de Enfermería instamos a las administraciones públicas a que fomenten los registros de testamentos vitales, pues permiten a los sanitarios conocer, en caso de urgencia, la voluntad del paciente sobre aspectos tan importantes como la sedación.

-Todavía hay colectivos que, de manera intencionada o no, tienden a relacionar la muerte digna con la eutanasia...

-La muerte digna no tiene nada que ver con la eutanasia. El paciente tiene derecho a no sufrir, a morir con dignidad, y eso es lo que busca garantizar el anteproyecto de ley aprobado por el Gobierno. Los cuidados paliativos pueden conllevar el acortamiento de la vida, decisión que debe ser tomada por el propio paciente o por un familiar directo, y que el profesional sanitario ha de respetar, sin que hacerlo suponga un choque con su actitud moral. La eutanasia, por contra, es ayudar a morir, algo que hoy está penalizado.