La Agencia Espacial Europea (ESA) colocó hoy en órbita los dos primeros satélites del sistema de navegación Galileo, que competirá con el GPS estadounidense a partir de 2014.

El lanzamiento, el primero de un cohete ruso Soyuz desde la Guayana francesa, tuvo lugar a las 10.30 GMT y borró la decepción de la víspera, cuando un fallo en una válvula en la última fase del llenado de los tanques de combustible obligó a posponer el despegue.

Transcurridos 10 minutos y 34 segundos desde el arranque de los motores, el cohete entró en la fase de encendido de la cápsula Fregat, instante clave que los expertos vivieron con tensión en el centro de control en tierra.

La Fregat, con los dos satélites de 700 kilos cada uno a bordo, apagó sus motores poco después y entró en una fase balística de 3 horas y 20 minutos, que llevó los satélites hasta la órbita adecuada, a 23.000 kilómetros sobre la Tierra.

Una vez en esa precisa altitud, la Fregat volvió a encender sus motores hasta estabilizarse, para colocar los satélites en el punto deseado, exactamente 3 horas, 49 minutos y 27 segundos después del lanzamiento.

Fue entonces cuando los responsables de Arianespace, el consorcio espacial europeo encargado del lanzamiento, dieron por completada la misión que alumbró el sistema de navegación Galileo, uno de los proyectos más ambiciosos de la historia aeroespacial europea.

En ese momento, los ingenieros rompieron el silencio con aplausos y se abrazaron en señal de felicitación por el éxito de la misión.

"La madre del programa Galileo es Loyola de Palacio", subrayó el vicepresidente de la Comisión Europea (CE), Alberto Tajani, en referencia a la difunta vicepresidenta española del Ejecutivo comunitario, que falleció en 2006.

Tajani recordó que Bruselas procederá hoy mismo a la apertura de la licitación para la construcción de entre 6 y 8 satélites que seguirán nutriendo la constelación hasta que en 2020 haya 30 satélites en órbita y el proyecto se haya completado, explicó desde Kurú el también comisario de Industria.

Los socios europeos defienden las ventajas que aportará el Galileo no sólo en materia de gestión de transporte (aumento de la seguridad, agilización de las operaciones, reducción de la cogestión y el deterioro del medio ambiente, etc), sino también en servicios para la agricultura, la pesca, la sanidad o la lucha contra la inmigración ilegal.