Un estudio liderado por investigadores del Parque Sanitario de Sant Boi, en Barcelona, concluye que el trastorno bipolar podría deberse a una alteración genética, un extremo que abre las puertas a nuevas vías de tratamiento. La investigación, liderada por Belén Ramos, que dirige el laboratorio de psiquiatría molecular del Parque Sanitario San Juan de Dios, y Grace Gill, de la Tufts University School of Medicine de Boston, se publica en el último número de revista científica Bipolar Disorders.

Las alteraciones en una proteína del cerebro que regula los genes de expresión tienen un papel importante en el origen del trastorno bipolar, dice el estudio. La investigación muestra por primera vez que la alteración de la proteína Sp4 en zonas concretas del cerebro puede participar en la aparición de los síntomas del trastorno bipolar.

Además, revela que el litio, sustancia reguladora del ánimo y fundamental en el tratamiento de la enfermedad, aumenta los niveles de Sp4. Según los investigadores, se apunta a una nueva estrategia para el tratamiento farmacológico de esta enfermedad.

La investigación consistió en el análisis de los niveles proteicos de Sp4 en muestras de cerebro post mortem de sujetos bipolares y de controles, y se ha encontrado que los niveles de la proteína Sp4 en el córtex prefrontal del cerebro y en el cerebelo son más bajos en pacientes con trastorno bipolar que en sujetos controlados que no tienen esta enfermedad.

El estudio se centró en estas regiones del cerebro, porque el trastorno bipolar está asociado a alteraciones en estas zonas.

Además, se identificó el papel esencial del Sp4 en la regulación de la formación y estructura de las células nerviosas durante el desarrollo neuronal, así como un factor importante en la respuesta neuronal.

El trastorno bipolar es una enfermedad grave que conlleva, en la mayoría de los casos, la alternancia de fases de euforia y fases depresivas, y que en muchas ocasiones resulta una enfermedad incapacitante para quien la padece.