El placer femenino no tiene edad ni fecha de caducidad, más bien todo lo contrario, según se desprende de una reciente investigación de la Universidad de California, que confirma que la complacencia sexual de las mujeres aumenta con los años y que, incluso, se alcanza sin la existencia de deseo previo o de relaciones íntimas con penetración, un resultado que no sorprende a geriatras y sexólogos gallegos, a pesar de que las creencias populares son otras.

"El ser humano es sexuado desde que nace hasta que muere", asegura el vicepresidente de la Sociedad Gallega de Sexología, Emilio López Bastos, quien lamenta que, en pleno siglo XXI, todavía se tienda a asociar la sexualidad femenina con la reproducción. "Parece como si, a partir del climaterio, la vida sexual de las mujeres dejara de existir", señala.

López Bastos sostiene que otro de los errores más comunes es pensar que las mujeres necesitan sentir deseo para iniciar relaciones sexuales y estar satisfechas. "El deseo suele aparecer después de la excitación. El que no exista previamente no significa que no puedan iniciar una relación sexual", apunta este experto, y añade: "El deseo sexual de las mujeres no funciona igual que el de los hombres, y mucho menos en una pareja estable. La excusa del 'nunca tiene ganas' carece de sentido, porque el deseo sexual femenino tiende a surgir cuando hay un momento de intimidad", destaca.

El vicepresidente de la Sociedad Gallega de Sexología reconoce que, a medida que se cumplen años, "hay muchos factores fisiológicos que intervienen en la vida sexual, tanto de hombres como de mujeres", aunque insiste en que el deseo y la motivación no solo se mantienen estables, sino que incluso pueden ir a más. "A partir de los 50 años, se producen toda una serie de cambios en el organismo que van a influir en las relaciones sexuales, como la falta de lubricación vaginal, en el caso de las mujeres, o la dificultad para mantener la erección, en lo hombres. Sin embargo, a esas edades también se suele tener más tiempo libre, desaparece el miedo al embarazo, las mujeres se sienten mejor consigo mismas y tienden a demandar más intimidad y más sexo", recuerda.

Desterrar tabúes

Emilio López Bastos admite que, pese a todo, aún persisten los tabúes en torno a la sexualidad femenina en la edad madura, tanto en las propias mujeres como por parte del resto de la sociedad. "En el caso de mujeres que se han quedado viudas, este problema es aún mayor, ya que suele haber recelo por parte de los hijos a que sus madres encuentren una pareja con la que reactivar su vida afectiva y también, por tanto, su sexualidad", apunta el vicepresidente de la Sociedad Gallega de Sexología, quien destaca la necesidad de promover la educación sexual en la edad adulta. "Igual que se organizan talleres de educación sexual para jóvenes, se debería hacer lo mismo con las personas mayores. De hecho, en algunas comunidades autónomas ya se han puesto en marcha actividades de ese tipo, y en Andalucía, incluso, se emite un programa de televisión que aborda estas cuestiones y que está teniendo una aceptación enorme", explica este experto.

En Galicia, la III Xornada de Saúde Sexual de la Sociedad Gallega de Sexología, que se celebró el pasado mes de noviembre en Pontevedra y que estuvo centrada en los cambios en las relaciones de pareja, también abordó, entre otras cuestiones, la sexualidad en la madurez. "Una de las ponencias de esa jornada, impartida por Martina y Alejandra González Veiga, psicóloga y enfermera y sexóloga, respectivamente, versó sobre el climaterio y en ella se trató, precisamente, este tema", concluye Emilio López Bastos.

El presidente de la Sociedad Gallega de Geriatría y Gerontología, Andrés Vázquez Piñeiro, defiende también la idea de que la sexualidad en general (y no solo la femenina), tiende a mejorar a medida que se suman años. "Las personas mayores saben que su sexualidad sigue funcionando. Sigue habiendo represión y autocensura en torno a este tema, pero cada vez son más los mayores de 70 años que viven su sexualidad con absoluta normalidad", señala Vázquez Piñeiro, quien asegura que el reto es ahora "conseguir que todo el mundo sepa que la actividad sexual solo se acaba con la muerte".

Este experto destaca que la sexualidad es un impulso innato y que, como tal, se mantiene incluso en la demencia y la patología. "Hasta las personas con demencia tienen necesidades sexuales", remarca Vázquez Piñeiro, quien insiste en que la sexualidad "solo desaparece con la muerte". "La sexualidad cambia con la edad porque hay cambios fisiológicos que hacen variar su morfología, pero eso no quiere decir que la necesidad de los contactos sexuales se muera o desaparezca, sino todo lo contrario", apunta este experto, y continúa: "La sexualidad como penetración o contacto coital tiende a disminuir para convertirse en la necesidad de recibir caricias, cariño... Se trata de conductas mucho más tranquilas", indica.

No obstante, el presidente de la Sociedad Gallega de Geriatría y Gerontología admite que "sigue habiendo muchos tabúes" sobre el tema. "Hay que formar a los propios mayores, a la sociedad en general y también a los cuidadores para lograr desterrarlos", indica.