La cirrosis afecta ya a menores de 20 años en España por el abuso de bebida alcohólicas. Se trata de un "nuevo y preocupante fenómeno" que los expertos achacan, en gran parte, a la cultura del botellón. "Los jóvenes tienen una percepción del riesgo baja o media y se enfrentan a una presión del grupo que hace veinte años no existía: el joven ve como algo normalizado que el lugar para divertirse es el botellón y no ve consecuencias a corto plazo", advierte Elisardo Becoña, experto en adicciones de la Universidade de Santiago.

Estos casos de cirrosis "tan tempranas" se los está encontrando "de manera frecuente en los dos últimos años, en las autopsias. Hasta hace unos cinco años el prototipo de la persona alcohólica que fallecía por cirrosis hepática era varón, de bajo estrato social y edad no inferior a los 40 años, aunque la mayoría de los casos superaba los 55 años. Actualmente, los expertos aseguran "casos muy dramáticos de chicos y chicas veinteañeros, de nivel social medio y alto, muchos de ellos estudiantes, que presentan los inconfundibles síntomas de la cirrosis hepática por consumo inmoderado de alcohol".

"El botellón no es una broma; es el primer paso hacia el alcoholismo y el consumo de otras drogas como el éxtasis, el porro o la cocaína, y este "rito" es la causa en España del 5% de los ingresos en urgencias en hospitales los fines de semana", asevera Becoña. España es el segundo país del mundo en consumo de cocaína y el primero de Europa en cannabis en la franja de edad de 15 a 34 años.

Sin embargo, ese riesgo que los jóvenes apenas perciben es mucho más importante de lo que creen. De hecho, el consumo abusivo de alcohol puede dañar de manera irreversible el desarrollo del cerebro de los menores de 25 años, ya que es a esta edad cuando termina de madurar. Además, los jóvenes que se inician a una edad temprana en su ingesta aumentan sus posibilidades de llegar a ser alcohólicos y adictos a otras sustancias.

Así lo destaca Consuelo Guerri, jefa del Laboratorio de Patología Celular del Centro de Investigación Príncipe Felipe. Esta científica advierte además de que los experimentos que se han realizado demuestran que esta mayor neurotoxicidad se produce en regiones implicadas en la memoria y el aprendizaje, como son el hipocampo y la región prefrontal. Por ello, los adolescentes con altos índices de consumo concentrado en poco tiempo tendrán problemas en el medio escolar y también en la conducta ya que se ha constatado que se vuelven más agresivos.

Becoña coincide con la experta. "Los datos de los últimos años muestran una relación clara entre el consumo de sustancias y el bajo rendimiento académico. Además, el recuerdo a corto plazo disminuye". También aumenta el tiempo de reacción lo que provoca numerosos accidentes de tráfico.

El doctor José Antonio García Andrade, autor de más de una docena de libros sobre el comportamiento humano, señala que el alcohol "es la droga más peligrosa de todas, la que más trastornos y muertes produce en el mundo occidental y la que más estragos hace entre los jóvenes".

En España la edad en la que los jóvenes se inician en el consumo del alcohol son los 12 y 13 años. El 58,8% de los estudiantes de entre 14 y 18 años reconoce haberse emborrachado en el último años y el 35,6% en el último mes, lo que supone que 6 de cada 10 escolares se ha emborrachado en el último mes.

Los familiares de los alcohólicos son las víctimas en la sombra de esta enfermedad. Se estima que cada alcohólico afecta la vida de por lo menos cuatro personas, lo que convierte el alcoholismo es una verdadera enfermedad familiar.

Para servir de apoyo a estas personas -padres, maridos, mujeres, hermanos, hijos- y aprender a salir adelante con serenidad están los grupos Al-Anon y Alateen, dedicado especialmente a los familiares adolescentes.

En Galicia funcionan en este momento cuatro grupos de apoyo. "No importa cuál sea la relación con la persona alcohólica, o si aún está bebiendo o no, toda persona que ha sido afectada por la forma de beber de otra persona puede encontrar apoyo en uno de estos grupos", explican dos miembros de estos grupos, que prefieren guardar el anonimato.

"El alcoholismo sigue estando muy rodeado de prejuicios y se critica; socialmente no se comprende y la gente cree que es un vicio y no lo considera una enfermedad", lamentan. "Todavía existe el estigma y la gente tiene miedo a que se descubra que existe un problema de alcoholismo en su familia", añaden.

Los Grupos de Familia Al-Anon nacieron en 1951 entre los familiares de Alcohólicos Anónimos. En España funcionan desde 1963 y desde que en 1984 se legalizó a nivel nacional como Asociación sin ánimo de lucro. Hay cerca de 300 grupos en toda España.

El miedo, la angustia, la ira, el resentimiento y la soledad son efectos comunes de la enfermedad. La filosofía de estos grupos se resume en que un cambio de actitud en la familia ayuda a la recuperación de ellos y también del propio enfermo. "A veces cuando estamos menos obsesionados y comenzamos a vivir nuestra vida ellos asumen sus propias responsabilidades", explican.

"Ser conscientes de que no lo causamos y asumirlo de otra forma es el primer paso para salir adelante", opinan, al tiempo que destacan que "a veces hay que actuar duramente y tomar decisiones difíciles para que el enfermo reaccione". Los más afectados son los que están en contacto directo con el alcohólico.

"Nos concentramos en ellos, en lo que hacen, en dónde están, cuánto beben. Tratamos de controlarles la bebida. Nos sentimos avergonzados, culpables, y esto realmente le concierne al alcohólico; desafortunadamente, la única persona que puede hacer que el alcohólico deje de beber, es el mismo alcohólico", describen los afectados.

Apoyo mutuo

A estas mujeres miembros de la asociación les ayudó participar en los grupos para superar la adicción de sus maridos. "Ves que se repiten los patrones y que el programa les ha funcionado a muchos", comentan. "Esta es una enfermedad de la que se sale y uno tiene que recuperar su vida", finalizan.