El próximo domingo, 25 de marzo, entrará en vigor en España y el resto de la UE el horario oficial de verano, con el que se adelantan los relojes una hora. La medida tiene sus partidarios y sus detractores en toda Europa, pero el caso de España es diferente, ya que nuestro país parte de un error de base: el tiempo oficial de invierno (antes del cambio que haremos esta misma semana) lleva 72 años adelantado de forma incomprensible, ya que no es el que le corresponde a su huso horario, que cada país ajusta a su longitud geográfica para optimizar las horas de luz solar. A causa de ello, en los meses invernales, España ya va una hora por delante de su tiempo solar, y en los estivales, al adelantarse otros 60 minutos más, el desfase aumenta a dos horas.

Esta situación es una herencia de la simpatía de Franco hacia Hitler, que el 16 de marzo de 1940 se concretó en que el régimen ordenara adelantar una hora el horario oficial en España, que hasta entonces iba ajustado al del Meridiano de Greenwich, precisamente el que le corresponde a nuestro país por su longitud geográfica. Pero aquel día, España puso en su reloj la hora de la Alemania de Hitler, situada más al este y con un huso horario distinto. Por supuesto, la medida se mantuvo los 40 años de la dictadura, pero lo realmente sorprendente es que, después, ninguno de los sucesivos gobiernos de la era democrática ha corregido este error histórico, por lo que hoy, en 2012, España continúa con la hora cambiada.

La decisión del régimen se plasmó en una escueta orden aprobada por el Gobierno el 7 de marzo de 1940. En ella se fija el 16 de marzo de aquel año como fecha para el cambio horario a partir de las 23.00 horas, cuando se adelantaron los relojes 60 minutos. El argumento en el que basó la orden fue "la conveniencia de que el horario nacional marche de acuerdo con los de otros países europeos". Curiosamente, en el artículo 5 de aquella orden se indicaba que "oportunamente se señalará la fecha en que haya de restablecerse la hora normal". Sin embargo, esta vuelta a la normalidad no solo no fue adoptada al concluir la II Guerra Mundial, sino que tampoco se ordenó en los 40 años del régimen ni en los tres decenios y medio de democracia.

Cada país debe sincronizar su horario oficial con el solar que corresponda a su posición geográfica, de manera que, por ejemplo, las 12.00 horas oficiales se aproximen todo lo posible al mediodía local, es decir, el momento en el que el Sol se halla en el punto más alto sobre el horizonte sur. De esta forma se aprovechan al máximo las horas de luz disponibles. En España era así antes de que Franco ordenara aquel cambio, ya que el tiempo oficial era el mismo que el del Meridiano de Greenwich, pero desde 1940 hasta hoy España vive con la hora cambiada y desajustada respecto a las horas de luz y oscuridad naturales que le corresponden, algo que no le sucede al resto de países europeos. Aquí está una de las claves que explica por qué en España comemos y cenamos más tarde que en el resto de Europa. Lo hacemos respecto al tiempo oficial, pero respecto al solar no tanto debido a ese desfase. Y lo hacemos desde hace siete décadas, porque nuestros abuelos y bisabuelos comían a la hora que tocaba.

Aunque es muy difícil de cuantificar, este error histórico ha supuesto un enorme gasto acumulado durante estos setenta años. En la práctica, las costumbres y el tiempo hacen difícil darse cuenta de esta contradicción, pero algunas reflexiones y un buen mapa pueden aportar algo de luz. Los días más cortos del año se producen entre el 21 de diciembre y la primera semana de enero. En esas fechas, el desfase horario actual de invierno heredado de 1940 se nota de forma especial en que "amanece" más tarde de la cuenta, en particular en la mitad occidental peninsular, donde los primeros rayos de sol del día llegan en torno a las 09.00 horas. Si regresáramos al horario solar que teníamos antes de 1940 y que es el que le corresponde geográficamente a España, "amanecería" una hora antes, aunque también "anochecería" una hora antes. Pero aunque unos prefieran que el Sol salga antes y a otros les guste que se ponga más tarde, es indiscutible que, para España, el horario del Meridiano de Greenwich es la mejor solución para optimizar todas las opciones, ya que así la hora oficial sería la del Sol.

Como en Gran Bretaña

Para entender esto lo mejor es mirar un mapa de Europa y comparar nuestra hora con la de los demás países. Nuestro caso es parecido, por longitud geográfica, al de Gran Bretaña, donde la hora oficial es la del Meridiano de Greenwich, o sea, 60 minutos menos que la de España. Tanto allí como aquí, el Meridiano de Greenwich cruza los dos territorios por su flanco este, lo que nos habla de un huso horario muy similar. Sin embargo, en Gran Bretaña el reloj está ajustado al ciclo del Sol, pero en España va una hora adelantado, de forma que cuando allí son las 10.00 horas aquí son las 11.00.

El desfase lo comprobamos mejor al hacer ahora la comparación con Francia: la hora es la misma que la nuestra, pero la diferencia es que cuatro quintas partes del territorio galo están al este del meridiano de Greenwich y en España lo están al oeste, lo que supone que nuestros vecinos franceses están mejor adaptados a su ciclo de luz natural, mientras que nosotros tenemos un desfase de una hora. Por eso, cuando el reloj marca las doce del mediodía, el Sol está más próximo al sur en París que en Madrid. Por si fuera poco, lo que hacemos en España en verano, al adelantar una hora más el reloj, es agudizar el error, ya que el desfase pasa de 60 a 120 minutos.

La hora oficial de España es hoy la misma que la de Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, Dinamarca, Noruega, Suecia, Austria y Suiza, lo cual es un contrasentido, ya que todos estos países pertenecen a otro huso horario, al estar situados total o mayoritariamente al este del meridiano de Greenwich. Lo lógico sería compartir hora con Gran Bretaña e Irlanda, especialmente en estos tiempos en los que una de las premisas es el ahorro de energía.