Los riesgos de ponerse un piercing van más allá del momento en el que se perfora la piel para lucir un nuevo pendiente. Aunque el proceso se realice con las máximas garantías de higiene y el material debidamente esterilizado, los problemas pueden surgir meses después si el receptor no sigue los cuidados que requieren estos adornos corporales. Dermatólogos coruñeses aseguran que las complicaciones aparecen en un 20% de los casos, una cifra que niegan desde establecimientos especializados. Unos y otros coinciden, sin embargo, en que los piercings con mayor riesgo de infecciones futuras son los de la lengua, los labios y los genitales y que los usuarios suelen despreocuparse del cuidado del piercing pasado un tiempo de su colocación.

Un estudio publicado hace unos días en el American Journal of Clinical Dermatology revela que dos de cada diez personas con piercing han sufrido "infecciones o sangrados locales" y alerta de que, aunque de forma más esporádica, un pendiente de este tipo implica un mayor riesgo de tener "hepatitis, endocarditis o incluso infección en el cerebro". El jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario de A Coruña, Eduardo Fonseca, le da la razón. "Las complicaciones son frecuentes, pero la gente no lo piensa cuando decide poner se uno. Hay que concienciar a la población de que se informe más", sostiene.

. Boca y lengua. "Un piercing en la boca hace el efecto de un cuerpo extraño y por ello, es habitual que aparezcan úlceras y erosiones, se produzcan desgarros al comer o incluso haya problemas con algunas piezas dentales", sostiene el doctor Fonseca, quien resalta que la boca, "al ser una zona húmeda", es más propensa a registrar infecciones. Desde la Sociedad Española de Periodoncia alertan además de que el trauma repetido del pendiente sobre la encía "puede provocar una retracción o dañar el hueso que sujeta el diente", lo que los vuelve más sensibles y aumenta el riesgo de ruptura. Desde la Sociedad aseguran que, a largo plazo, es habitual que se acumule placa y sacro alrededor del pendiente, lo que hace que proliferen las bacterias y "pueda surgir la halitosis".

Los especialistas en la técnica del piercing aseguran que basta seguir una serie de cuidados básicos durante como mínimo el primer mes -lo que tarda en curar la perforación- para evitar complicaciones. "Después de las tres comidas principales hay que realizar un cepillado de dientes profundo con un cepillo nuevo y efectuar después un enjuague bucal durante dos minutos con un producto que puede diluirse en agua", señala la encargada del departamento de Body Piercing en el establecimiento Balinese Tatoo de A Coruña, Kathy Pfeiffer.

. Genitales. Para los dermatólogos, un piercing en los genitales "es una puerta de entrada" a infecciones de todo tipo como "la hepatitis o el sida". "No hay que olvidar que el introducir una sustancia extraña provoca que exista un agujero permanente en la piel", indica Fonseca, quien añade: "Un piercing en esta zona también produce desgarros mecánicos y heridas en la mucosa, lo que aumenta el riesgo". Si el pendiente se encuentra en el pezón, aumentan las probabilidades de tener galactorrea, es decir, secreción espontánea de leche.

. Ombligo. Al tratarse de una zona "poco aireada y húmeda", los dermatólogos aseguran que hay mayor riesgo de que aparezcan "hongos y bacterias" así como de que el área "resulte macerada". Las curas externas de los piercings deben hacerse con una solución salina caliente, "pero que no queme", que se aplicará "realizando un baño durante 10 minutos". "Después se limpiará el pendiente de restos de suciedad con un bastoncito para los oídos", indica Pfeiffer, quien asegura que, para piercings en la boca o genitales, "nada de drogas, alcohol, tabaco o contactos de fluidos durante unos días". Y prohibido tocarlo mientras no esté curado.