El cantautor Mario Díaz ofreció hace una semana un concierto en A Coruña en el que una intérprete se encargó de traducir todas las canciones a la lengua de signos. Una iniciativa aislada en una sociedad pensada al 100% para oyentes. Para las personas sordas -unas 20.000 cuentan en Galicia con el certificado que acredita que tienen un 33% de discapacidad- el día a día está lleno de obstáculos. Desde entender correctamente la lección que da el profesor o consultar dudas en el aula hasta encontrar un puesto de trabajo, ir al cine o conocer las noticias a través de la televisión se vuelve una odisea si, como ocurre en la mayoría de los casos, nadie habilita recursos para quienes no pueden oír. Desde la Federación de Asociacións de Persoas Xordas de Galicia (Faxpg) demandan una mayor implicación de las administraciones para ampliar el conocimiento de la lengua de signos española entre la población y aumentar los recursos que faciliten la plena integración de este colectivo. "La sordera no es una limitación, es una condición. Las personas sordas podemos aprender sin límite, trabajar, participar en la sociedad, comunicarnos o acceder a la información, solo necesitamos recursos adecuados", sostienen desde la entidad.

La primera limitación de las personas sordas llega impuesta, a veces, desde su propia casa. "Los padres deben asumir la situación y aprender y enseñarle la lengua de signos al niño desde pequeño. En otros países, niños de 5 o 6 años manejan esta lengua a la perfección mientras que aquí lo hacen de forma entrecortada", lamenta el presidente de Faxpg, Feliciano Sola, quien advierte que esto puede convertirse en un "hándicap" cuando el pequeño acceda al colegio ya que no podrá disponer de un intérprete en el aula, que actúe de interlocutor entre alumno y profesor.

En la actualidad, la mayoría de sordos gallegos estudian en centros escolares ordinarios, donde la protagonista es la lengua oral. Eso sí, la Xunta cuenta con una red de intérpretes (31 para toda Galicia) para quienes precisen traducir parte de la materia a la lengua de signos. Para el colectivo de sordos gallegos no es suficiente. Ellos apuestan por los colegios bilingües -implantados con éxito desde hace diez años en Cataluña, Madrid o Andalucía- en los que alumnos oyentes y sordos comparten clase y asignaturas en lengua oral y de signos. Mientras, multitud de barreras limitarán la formación de este colectivo. "Las clases son mayoritariamente oralistas. Hay un error en el planteamiento educativo porque esto hace que las personas sordas tengan problemas para entender parte de lo que se explica, comprender algunas palabras, se les transmite la idea desde pequeños de que no van a poder trabajar en muchas cosas y todo esto les desmotiva", indica Sola, quien basa su argumentación en datos. "El 90% de los sordos gallegos son analfabetos funcionales -es decir, tienen dificultades de lectoescritura- y no por ser sordos sino porque el sistema educativo está mal planteado", indica el presidente de Faxpg, quien reconoce que la situación ha mejorado mucho en los últimos años.

"Hace 20 años no existía una red de intérpretes en la comunidad gallega, lo que hacía que los alumnos sordos tuviesen que ir acompañados de familiares, con la consiguiente sobreprotección. Hemos ganado en autonomía", añade. Eso sí, Sola recuerda que las cosas todavía están muy mal y eso hace que sean muy pocos los que logran acceder a una educación universitaria.

Iker Sertucha, actual responsable de la Comisión de Educación de Faxpg, es una de las excepciones. Licenciado en Sociología -ahora cursa asignaturas de Ciencias Políticas- asegura que debe su formación a muchas horas de trabajo y al apoyo de sus padres. "Fui a un colegio convencional, aunque había tareas como los dictados que no tenía que hacer", indica y añade: "Pero precisé de un profesor de apoyo para lectoescritura hasta que tenía 16 o 18 años".

Desde la Comisión de Educación se hace todo lo posible para mejorar la integración de los alumnos sordos. "Ofrecemos clases de apoyo por si tienen dificultades en alguna materia; orientamos sobre salidas profesionales a los padres; realizamos una campaña de sensibilización hacia el profesorado que tiene algún sordo en el aula para que conozca qué materiales hay a su disposición o resuelva dudas...", indica Sertucha, quien añade: "También incidimos a nivel político para que las leyes se cumplan y en este sentido, este año organizaremos una jornadas a las que invitaremos a representantes de la Xunta para analizar la situación de los escolares sordos en Galicia y cómo está la situación en otras comunidades". Unas iniciativas con muy buena acogida. "Un total de 277 alumnos asistieron a nuestros cursos durante 2011, 26 a clases de apoyo y otros 26 docentes recibieron asesoramiento", añade Sola.

Lograr una formación adecuada es fundamental para que este colectivo pueda acceder al mercado laboral en igualdad de condiciones que los oyentes. "La situación actual es nefasta porque a la crisis hay que unir las limitaciones de las personas sordas como que no pueden coger ninguna llamada telefónica y que la mayoría no tiene la formación adecuada. Todos es una cadena", indica Feliciano Sola, quien resalta: "El 48% de los sordos gallegos tiene el graduado escolar o una titulación inferior". Por ello, desde la Federación se lucha por mejorar la formación del colectivo y buscarles empleo. "Tenemos cinco agencias de colocación, en A Coruña, Ferrol, Vigo, Ourense y Lugo, en donde se les orienta o se les enseña a hacer un currículo. Por otra parte tenemos empleados que acuden a las empresas para hablarles de las ventajas de contratar a personas con discapacidad e impartimos cursos como una academia", indica Sola, quien asegura que gracias a estos programas lograron emplear a 107 personas en 2011.

Discriminados del ocio

Más allá de encontrarse problemas a la hora de estudiar o trabajar, las personas sordas ven cómo la sociedad les pone trabas incluso para disfrutar del ocio en igualdad de condiciones que los oyentes. Bastaría con poner subtítulos para que pudieran disfrutar de una tarde de cine o no tener que recurrir a las webs para enterarse de las noticias, pero la legislación española no obliga a hacerlo y la oferta es minoritaria. "Queremos igualdad para poder ir al cine, al teatro, ver una serie, pero no la hay. En Galicia ni se subtitula ni hay intérpretes en casi ningún espectáculo, algo que sí ocurre en las grandes ciudades. En Madrid, por ejemplo, hay una sala de cine con subtítulos", indica Sertucha, quien asegura que la ausencia de recursos dirigidos a los sordos se debe a una cuestión económica. "Tanto instalar subtítulos como contratar a un intérprete tiene un coste añadido. Luchamos por conseguirlo, pero sólo se logrará si el Gobierno lo impone", añade.

Ante esta situación, las nuevas tecnologías se han convertido en las grandes aliadas de las personas con sordera. Basta consultar en Youtube para encontrar cientos de canciones, series o videos traducidos a la lengua de signos. Además, sistemas como el Skype o el Messenger -que permiten comunicarse de manera instantánea a través de videoconferencia o mensajes de texto- hacen las veces de teléfono para este colectivo. "Nosotros nos aprovechamos de las nuevas tecnologías, pero hay que decir que las empresas que las crean no lo hacen pensando en personas como nosotros", matiza Sertucha, quien lamenta el coste que esto supone para el colectivo de sordos. "Mientras un oyente puede llamar por el fijo prácticamente gratis, nosotros nos vemos obligados a darnos de alta en internet para poder comunicarnos o ver las noticias", añade y resalta: "Aunque gracias a esto tenemos más independencia".

La Federación también trabaja para mejorar las posibilidades de ocio de este colectivo. Desde la Comisión de Juventud se organizan actividades o talleres para fomentar la participación de las personas sordas, un objetivo que también abandera la Federación Galega de Deportes para Xordos, donde organizan competiciones de tenis, fútbol, billar o dardos. Pero la labor de la Faxpg va más allá. Ayudar a las personas mayores que pierden audición a no perder sus derechos y asesorar a los familiares también forma parte de sus funciones diarias. En pleno siglo XXI, las personas sordas aún encuentran trabas para lograr una plena integración. Ellos lo tienen claro, pueden y quieren ser tratados igual que los oyentes. Sólo hace falta que la sociedad aporte su granito de arena.

El colectivo de personas sordas todavía debe convivir con falsos mitos, instalados entre parte de la ciudadanía debido a la falta de información. Desde la web Confederación Estatal de Personas Sordas luchan por derribar estas erróneas creencias.

. Sordomudo, un término incorrecto. Las personas sordas son aquellas que tienen pérdida auditiva -total o parcial-, pero no deben definirse bajo el término de sordomudo. "Es un término trasnochado e incorrecto que resulta molesto para este colectivo", señala la Confederación, donde explican que su origen proviene de que "tradicionalmente se pensaba que una persona sorda era incapaz de comunicarse con los demás". No es así ya que pueden comunicarse a través de la lengua de signos y también de la lengua oral (en su modalidad escrita o hablada).

. La lengua de signos no es universal. Al igual que ocurre con la lengua oral, cada país tiene una lengua de signos distinta. En España existe la lengua de signos española y catalana. Desde la Confederación Estatal recuerdan también que es incorrecto hablar de lenguaje de signos. Al hecho de comunicarse con esta lengua se denomina signar.

. Problemas para leer los labios. Desde la Confederación Estatal de Personas Sordas recuerdan que es un mito creer que todas las personas con pérdida de audición pueden leer a la perfección los labios y entenderse con un oyente a través de este sistema. Esta habilidad varía en función de cada persona y de las condiciones en las que se produzca la comunicación ya que la falta de luz, la rapidez del hablante o la dificultad para vocalizar perjudica la lectura labial.