Intercambiar conocimientos sobre diferentes técnicas médicas con un único interés: mejorar la formación de los sanitarios para ofrecer una mayor calidad y seguridad al paciente. Este es el objetivo de los responsables de las unidades de simulación -donde los médicos se forman a través de robots que reproducen los síntomas de los pacientes- del Hospital Universitario de A Coruña y el de La Fe de Valencia, quienes ayer firmaron un acuerdo de colaboración para desarrollar programas de formación y proyectos tecnológicos de forma conjunta. "Nosotros destacamos en ciertas áreas y ellos en otras. El objetivo es entrelazar el conocimiento de ambos", indica el coordinador técnico del Centro Tecnolóxico de Formación del hospital coruñés, Alberto Centeno. "Valoramos este hermanamiento porque, hoy en día, ser tan generosos con la transferencia de conocimiento no es lo habitual. Es mucho más importante el modelo de colaboración que no el competitivo", añadió el director del área de simulación del Hospital La Fe, Francisco Dolz.

El Centro Tecnolóxico del hospital coruñés abrió sus puertas en 2009. Sus 700 metros cuadrados, ocho quirófanos de cirugía experimental, varios robots que simulan al 100% cualquier situación que pueda vivir un paciente y la última tecnología para practicar de forma virtual las técnicas médicas más innovadoras, lo convierten en pionero a nivel estatal. "En España no hay nada similar que dependa de un hospital", señalaban ayer desde el centro. Su amplia experiencia en este método de formación continua para sanitarios -unos 3.400 profesionales de toda España asistieron a cursos en A Coruña desde su apertura- es lo que sedujo al Hospital La Fe, con área de simulación desde hace dos años.

Pero el beneficio será mutuo. Ambos hospitales se intercambiarán conocimientos en cirugía endoscópica, técnicas del área pediátrica, de reanimación, de asistencia a críticos o en formación sobre robótica avanzada y los últimos programas en simulación médica. La primera colaboración se hará realidad el próximo 26 de junio, cuando cuatro facultativos valencianos impartan en A Coruña un curso sobre coloproctología -cirugía colorrectal- a cerca de una veintena de sanitarios. "El curso está abierto a profesionales de toda España y el extranjero, pero las plazas son limitadas porque en esta formación la ratio profesor alumno no puede ser alta", señaló Centeno.

La colaboración irá más allá de la formación y ambos hospitales trabajarán unidos para crear nueva tecnología sanitaria. Profesionales de los dos centros ya trabajan en el diseño de un nuevo modelo virtual de diagnóstico para patologías digestivas, es decir, un sistema de simulación que permita a los futuros médicos saber qué problema tiene el paciente sin necesidad de trasladar a enfermos reales al aula. "Queremos evitar pruebas molestas a los pacientes", indica Centeno.

Los casi 800 kilómetros de distancia no serán un obstáculo ya que, a través de internet, los médicos permanecerán en contacto continuo. Todos se muestran muy ilusionados porque, en una época donde prima la competitividad, venza el trueque de conocimiento.

Aprender a base de errores, pero sin perjuicio para el paciente. Este es el objetivo con el que nacen las unidades de simulación sanitaria, centros con lo último en tecnología para que los médicos residentes practiquen sencillas tareas de su día a día -como poner una vía, reanimar a un paciente o hacer un drenaje- y los más veteranos ensayen innovadoras operaciones antes de ponerlas en práctica con pacientes de carne y hueso. Los expertos comparan estas salas con los sistemas de simulación de vuelo que se utilizan para formar a los pilotos. "Nadie entendería que un futuro piloto no pasase antes por el simulador y lo mismo ocurre con los profesionales sanitarios", señaló ayer, en A Coruña, el director de formación del Hospital La Fe de Valencia, Vicent Garrigues.

El centro en el que se forman los médicos coruñeses cuenta con la tecnología más puntera. Por una parte hay varios simuladores de distintos tipos de cirugía como la laparoscopia y endoscopia -aquella que se realiza tan solo con pequeñas incisiones por donde se introducen microcámaras y el material quirúrgico- o la artroscópica, unos aparatos con unas manillas que simulan las manos del cirujano y una pantalla en la que el médico puede seguir el desarrollo de la operación virtual. La máquina le muestra las reacciones del paciente y le alerta si algo va mal. Pero sin duda lo más llamativo son los robots que simulan un hombre adulto o un bebé y que reproducen cualquier síntoma del paciente. Estos maniquíes respiran, tienen pulso, sangran, entran en parada, se les puede administrar cualquier medicamento y sobreviven o fallecen a la operación como lo haría un humano. Una forma práctica de que los médicos y enfermeros -o profesionales ajenos al sistema sanitario como bomberos - aprendan diferentes técnicas sin miedo a dañar al paciente.