Generación Letizia. Una generación entera de cuarentañeras ha cobrado protagonismo. Son las coetáneas de la princesa de Asturias, escritoras, empresarias, deportistas, políticas, actrices e incluso presentadoras de telediario que se quedaron en plató, no se casaron con un príncipe porque príncipe, en España, solo había uno. De buena se han librado. Por poco se les cuela en esos reportajes Belén Esteban. Letizia Ortiz nació un 15 de septiembre de 1972 en Oviedo; Belén, un 9 de noviembre de 1973 en Madrid. Un año vienen a llevarse las dos princesas, la de verdad y la otra, la apócrifa, la princesa del pueblo, del pueblo español, porque la auténtica y del pueblo británico era lady Di y ahora es lady K. Entre Letizia y Belén diferencias hay muchas, muchísimas, pero en aras a la verdad, y con perdón, también hay alguna similitud. De cualquier modo, lo que marca ahora la mayor distancia es que una, la primera, la alteza, está lanzada en carrera ascendente y la otra, de capa caída. Y, lo que es la vida, es la primera, la realeza, la que protagoniza posados fotográficos y la otra la que ha cambiado las cámaras de televisión por el diván del psiquiatra. La prensa extranjera se ha fijado en ambas. A Point de Vue le pirra Letizia, pero Le Monde ha ascendido a la Esteban a "reina ibérica de los talkshows". Ahí la tienen, coronada ya, y aún no tiene 40.

Anne y Mariló. Me gustan más pérfidas. Cuanto más finas en la pose y más viperinas en la lengua, mejor. Prefiero a Mariló -la morena de rompe y rasga, con pinta de marimandona- cuando le suelta a Anne -la rubia ñoña, con aires de niña bien- lo del óxido. Tampoco se llamen ustedes a engaño y le tengan lástima, a Igartiburu, que las que parecen mosquitas muertas luego son las peores. Disfruto más cuando se lanzan dardos envenenados que con esos abrazos cursis y perdones de boquita pintada. Que no, brujillas, que está muy bien que os tiréis de los pelos por el trono ese de reina de las mañanas o las tardes, como Ana Rosa o María Teresa Campos. ¿Qué pasa? ¿Que solo los presentadores macho o los tertulianos de Sálvame pueden ser ambiciosos, y rivales, y todo vale por la audiencia? ¿Qué os han dicho?, ¿que esto no es Telecinco? Anda ya. Al barro, chicas.

El 'waka-embarazo'. Confirmar noticias no es el fuerte de Shakira. Vamos, que cuando la colombiana va, el resto de la humanidad ya ha vuelto. Recuerden que acuñó el concepto waka-rumor. Que informó de su ruptura con De la Rúa -igual de aquellos polvos vinieron estos lodos- a finales de un verano en el que quien más y quien menos la había visto ya con Piqué. Que a Xavier Sardá se le fue la boca, que Pep Guardiola sentó al chico para leerle la cartilla, que se publicaban fotos sin parar. Y pasó que cuando oficializaron la waka-noticia ya ni fue sorpresa ni hizo ilusión. Pues igual con el embarazo. Aunque también hay que decir que si Charlene de Mónaco o Catalina de Inglaterra, pongo por caso, hubiesen estado en buena esperanza cuando así se dijo sus niños a estas alturas habrían hecho la primera comunión. Por lo menos.

La casa de Alfonso . Alfonso Díez, el duque consorte de Alba, se ha comprado un cortijo en Sanlúcar de Barrameda. Bueno, él dice que es la típica casa del pueblo y que tenido que hipotecarse. La casita de Sanlúcar es la casita de Alfonso, como su piso de Madrid es su pisito de soltero. No es el nido de Cayetana y Alfonso, porque son una pareja en régimen de separación de bienes, que ya se encargaron de ello los hijos de la duquesa. El funcionario, que era soltero y tenía su buen sueldo, y fijo, con la que está cayendo, a raíz de su boda y su traslado a Sevilla solicitó una excedencia y está sin trabajo, ¿o no se acuerdan? Y encima el hombre, que vive en un palacio pero de prestado, no heredará latifundios ni títulos, ¿pues qué quieren?

La discreción del ginecólogo. ¿Ustedes qué pensaban?, ¿que hay cirujanos de famosas y no va a haber ginecólogos de famosas? Pues los hay, pero de momento se han mostrado más discretos que los primeros. En una memorable escena de Anatomía de Grey, la doctora Miranda Bailey, en pleno parto, le ordena a su interno George O´Malley que aparte la vista de su vagina. En Vanitatis aseguran que Shakira se ha puesto en manos del equipo ginecológico de la prestigiosa clínica Teknon de Barcelona, liderado por Manolo García-Valdecasas. Todo apunta a que será atendida por la hija de éste. Valdecasas el mismo doctor que atendió en su momento a la infanta Cristina, a su prima Alexia de Grecia y a la presentadora Alejandra Prat, entre otras. Son, por tanto, un prodigio de secretismo y en este país no hemos llegado al extremo de que un tocólogo ande largando. Pero, por si acaso, cuentan que la colombiana ha obligado a todo el personal sanitario, incluidas las enfermeras, a firmar unos contratos de confidencialidad para que no se filtre ningún detalle. Penélope y Bardem lo hicieron con Joaquín Torres, si sellaron la boca de su arquitecto qué no harían, imagino, con su ginecólogo, con lo que son ellos para estas cosas. La discreción en estos casos es fundamental. O no. Recuerden que en el caso de Kiko Rivera y Jessica Bueno vimos casi las ecografías. Del fruto de su amor.

Anda el mundo revolucionado con las fotografías de Catalina en topless. Es, dicen, porque es una futura reina y a una futura reina, por lo visto, no se le deben ver los senos. A una primera dama -y pienso en Carla Bruni- no pasa nada, es lo que diferencia las repúblicas de las monarquías. Antes que a Kate, cazaron a Diana, la que hubiera sido su suegra, en aguas de Mallorca. Lo que pasa es que una revista, muy caballerosa, compró las instantáneas para guardarlas en un cajón y que no se publicaran. Isabel II no se libró del sofocón de ver las de Sarah Ferguson en papel cuché. Las consideraba a las dos caso perdido, divorciadas ambas, pero ésta no había parido a un futuro rey de Inglaterra como la otra. Y, oigan, también a Cayetana, que no es princesa ni habrá dado a luz a delfín alguno pero sí es duquesa, como la de Cambridge, solo que de Alba de Tormes, más español, dónde va a parar. Me dirán que es una Grande de España hippy, y es cierto, pero bien poca gracia le hizo a la aristócrata verse en portada de Interviú, como una tronista o una gran hermana cualquiera. De una cosa sí estoy segura. Las princesas no son como los ángeles, tienen sexo. Y pechos. Algunas incluso operados. Como todas.