Casi no han aprendido a andar pero son capaces de manipular una tableta electrónica con sorprendente soltura. Las nuevas generaciones nacen rodeadas de pantallas; algunos es casi lo primero que ven mientras su padre graba el feliz acontecimiento en su smartphone y unos segundos después envía las imágenes a todos sus familiares. No es de extrañar que esta generación digital utilice las tabletas desde los dos o tres años y que se convierta en uno de sus juguetes favoritos.

Aunque el juego es el principal objetivo con el que los niños se acercan a estos dispositivos -App Store tiene más de 100.000 juegos para ellos- su uso educativo, en escuelas y hasta en guarderías, está cada vez más extendido. Incluso la Universidad Pontificia de Salamanca ha creado una aplicación para que los niños aprendan a leer y escribir, sin lápiz ni papel. Los expertos gallegos consideran que esta es la herramienta del futuro y, con un uso vigilado y adecuado, puede ser muy útil. "Las tabletas electrónicas son muy enriquecedoras y positivas y si no se usan más en las escuelas es por su coste", asegura el psicólogo infantil José Cardama.

Este experto recuerda que la coordinación ojo-mano se desarrolla a los nueve meses y la mano-ratón a los cuatro años, por lo que las pantallas táctiles están adaptadas a las capacidades de los más pequeños. "Este dispositivo hace que desaparezcan las limitaciones de los ordenadores tradicionales y las usamos como comunicadores por ejemplo con niños afectados de autismo, sordera y retrasos del lenguaje y cognitivos", destaca este psicólogo.

Algunos expertos consideran que los contenidos aprendidos con los medios digitales no se quedan en la memoria de la misma manera que los tradicionales. "No se consulta de la misma forma un libro que una web, que son muy rápidas y visuales. El proceso de aprendizaje requiere un esfuerzo de repetición que con los medios digitales no se produce", advierte José Manuel Suárez, presidente de la Asociación de Pedagogos de Galicia.

Para otros, sin embargo, no existe ninguna diferencia. "Es el cerebro el que recibe la información y la interpreta; la motivación con estas herramientas digitales es muy grande y hace que el aprendizaje sea más sencillo", opina Cardama.

Suárez, sin embargo, no está en absoluto en contra del uso de estos dispositivos "siempre que se apliquen los mismos criterios que con la televisión: encenderla a tiempo parcial, vigilar los contenidos que ven y, por supuesto, no querer que el dispositivo haga las funciones de canguro o educador". "El problema no es el medio, sino como se utilice", recuerda el pedagogo, al tiempo que aconseja que los niños tengan un tiempo para todo, "para jugar con un iPad pero también para socializarse con otros niños jugando al aire libre".

Otro problema que Suárez cree que puede encontrarse en el futuro esta generación digital es que una parte de la población, aunque sea pequeña, no accede hasta mucho más mayor a los medios digitales. "Eso va a crear diferencias en el ámbito escolar y puede convertirse en un factor de exclusión en los niños que aún no saben manejar estas nuevas tecnologías", advierte.

Por otra parte, los expertos desmienten que las tabletas electrónicas sean nocivas para la vista de los pequeños usuarios. Incluso en ocasiones es recomendable su uso y los ópticos se los recetan a los niños con ojo vago porque les ayuda a desarrollar la conexión cerebro visual. "Hay juegos que, de una forma muy amena, les ayudan a ejercitar el ojo, por lo que los incluimos en los tratamientos", comenta el óptico Alexander Dubra, de Santiago. El mayor problema que el especialista observa en el uso de estas herramientas por los niños es que se utilicen en ambientes oscuros.