-¿El sistema sanitario es sostenible?

-Depende de la aportación que quieran hacer los políticos en favor de la salud y en detrimento de otras partidas de gasto. Reconozco que ni en los parlamentos autonómicos ni en el estatal hay partidos con peso suficiente que apuesten por una sostenibilidad financiera y sacrifiquen muchos otros gastos en favor de este.

-¿Nadie?

-Izquierda Unida es el único partido que ha hablado de subir impuestos para gastar más, los demás, o hablan de reducir o de consolidar, no de aumentar.

-Pero además hay un problema de solvencia.

-Sí, el problema no es sólo de sostenibilidad, es de solvencia. Me refiero a la capacidad que tiene nuestro sistema de salud de solucionar situaciones nuevas, retos, circunstancias cambiantes como el envejecimiento demográfico o las presiones asistenciales de las nuevas tecnologías, de la medicina a la carta... ¿Qué capacidad tiene el sistema de adaptarse a las nuevas situaciones? Esta es mi preocupación.

-¿Y cómo lo ve con la que cae?

-La sostenibilidad es lo urgente y la solvencia es lo necesario y, en estos momentos, lo urgente va por delante de lo necesario, comprensiblemente porque la que está cayendo es muy fea.

-¿Qué opina del copago?

-No hay ningún argumento teórico para arrinconarse contra el copago. El éxito del copago es que no recaude nada porque lo que estás haciendo es frenando el gasto. Cuando hay que pagar por algo la gente se lo piensa dos veces y no consume, y lo que hace el sector público es ahorrarse un gasto.

-¿Está a favor?

-No, no estoy a favor del copago, estoy a favor del gratis total. ¿Conoce a algún ciudadano que quiera que le corten una pierna? La pregunta no es si se está a favor del copago, la pregunta es si en la situación en la que estamos, donde no hay más financiación, ¿qué sería mejor para el bienestar de todos?, ¿una limitación estricta de prestaciones y lo que queda fuera de catálogo, sálvese quien pueda? o ¿mientras las prestaciones sean efectivas -las que sean de coste no asumible- el Estado te las acompaña y en la medida que haces un esfuerzo, pones un euro, el Estado pone otro?

-¿Qué opina del sistema nacional de salud español en relación con los de Europa?

-España es un sistema intermedio, que es el peor de los mundos. Lo que no puedes hacer es tener un sistema que se identifique en su ADN como sistema nacional de salud, con un catálogo de prestaciones más generoso que el de Reino Unido, que es un país más rico que nosotros. O con un vademécum de medicamentos tres veces mayor que el que tiene Dinamarca, que es tres veces más rico que nosotros. Hay que decidir en qué liga se juega: en la de los National Health Service (NHS), con un catálogo estricto de prestaciones, o en el sistema de aseguramiento social en el que entra casi todo mientras sea efectivo, pero donde hay que considerar que, como no se podrá financiar el contribuyente habrá de acompañarlo con un copago.

-¿Y usted cómo lo ve?

-Yo veo a la sociedad española poco madura para asumir las consecuencias que supone un catálogo estricto de prestaciones.

-¿La ministra les consultó el decreto del copago?

-No.

-¿Qué hubiera dicho?

-Que la redacción del decreto era manifiestamente mejorable porque -esto no me ha pasado ni viviendo en EE UU ni en Reino Unido, donde he estado cuatro años- lo he tenido que leer tres veces. No lo entiendo, en cambio yo leo las cosas que hace el NHS, y es un idioma diferente, y lo entiendo, no sé... Y la segunda, los cálculos son demasiado optimistas sobre la capacidad de ahorro que tendrán estas medidas, con el añadido de que cuando esto no se cumpla, que no se va a cumplir, a final de año no se van a conseguir los 7.000 millones de euros previstos, casi me apostaría lo que quiera. Espero que sean suficientemente honestos para no cargar las tintas por este incumplimiento a las comunidades autónomas.

-¿Cuánto cree que podrá recaudar el Ministerio?

-En el mejor de los casos la mitad, 3.500 millones.

-¿Dónde estará el sistema sanitario dentro de cincuenta años?

-No lo sé.

-¿Y dentro de veinte? ¿Hasta dónde se puede prever?

-El sistema sanitario tiene unos condicionantes exógenos espectaculares: demográficos, tecnológicos, de hábito cultural, la medicalización exagerada... Tiene otros objetivos importantes, que es tratar a la población sana e identificar a potenciales enfermos... Con este escenario se amplía tanto la demanda que acudir es muy goloso y entonces mi problema es: ¿qué capacidad tiene el sistema de afrontar esta nueva situación y las cosas más simples?, ¿qué haremos con la medicina estratificada, con la necesaria reconversión de camas de agudos a semiagudos?

-¿Por dónde van a ir los tiros?

El anquilosamiento es un sistema insolvente que no es capaz de flexibilizarse a nuevas situaciones, que va a piñón fijo y esto me parece que no resistirá la prueba del siglo XXI, por tanto... es lo que tenemos. ¿Cuánto va a durar sin reformas? Creo que no mucho. Y con reformas si se monitorizan y controlan, puede durar, pero si no se monitorizan igual el sistema se hunde más rápido.