El premio (Rafa) Nadal. ¿Se acuerdan de los órganos trasplantados de Mariló Montero? No, porque desde Nochevieja les parece mucho más paranormal el tupé de Imanol Arias. Pues en una vuelta de tuerca más es posible fundir ambos hitos de la historia de la televisión. Porque Mariló, que no se achanta, entrevista a Imanol y, todavía encelada con Anne Igartiburu quizá, la compañera de Campanadas del del tupé, le suelta risueña: "Me gusta más tu peinado de hoy". Y cuando parecía imposible, TVE se vuelve a superar a sí misma. Gracias a Rafa Nadal, el del premio Nadal. Ya, ya sé que el manacorí es más de darle a la raqueta. Pero tras el rostro de la pobre Raquel Martínez cuando daba la noticia de la concesión del último galardón literario era la cara del tenista la que llenaba la pantalla. Vale, no era Sergio Vila-Sanjuán, el ganador, ni Eugeni Nadal, el catedrático que instituyó el premio, pero unos buenos bíceps y unos tríceps portentosos también se agradecen, ¿no? Y eso pasó en el Telediario de La 1, que se presupone (¿?) más serio que los corrillos de sofá de Anne y de Mariló, para que luego digan. Claro que mejor, porque si llega a ser en el matinal, Montero es capaz de ver confirmada su teoría de la transmutación de las almas y los órganos. - Iker Jiménez monta rápido un especial poltergeist.

Los amantes keniatas. En Kenia una pareja se quedó literalmente pegada mientras practicaba sexo. El marido de ella sospechaba y acudió a un brujo para que les hiciera un hechizo. Un amarre, creo que le llaman, con razón. Al final un pastor, a base de orar por los pecadores, logró separarlos. El azar ha querido que la noticia haya coincidido en el tiempo y el espacio con la escapada de Cayetano Martínez de Irujo y Genoveva Casanova. Que o se llevan mejor separados que casados, cosa que a veces sucede, o andan de reconciliación. Cayetano tiene casa de vacaciones en Kenia, así como los mortales un apartamento en Benidorm. Esa villa ha sido testigo de su luna de miel y de otros escarceos. La Casa de Alba debería desmentir que la pareja embrujada fuese la de Cayetano y Genoveva. Por si acaso.

'Hijos de' e 'hijos de'. Hay hijos de e hijos de. Esto lo ha demostrado a la perfección la peña periodística Primera Plana con sus justicieros premios. Tamara Falcó es hija de Isabel Preysler, la reina de corazones -lo que la convierte a ella en princesa- y del marqués de Griñón -lo que la hace marquesita-. Y aún siendo hija de y acumulando tantos títulos, y devota como es ahora de la fe cristiana, es un encanto de niña con los paparazzi. Premio Naranja. Borja Thyssen es hijo adoptivo del barón Thyssen, hijo carnal de la baronesa y, sin embargo, un limón agrio con la prensa. Premio Limón. Bueno, también es verdad que le arrastra Blanca Cuesta, que diría Tita. Kiko Rivera y Francisco Rivera son hijos de Paquirri ambos, de Isabel Pantoja el primero, de Carmen Ordóñez el segundo, y estaban nominados. A amargos. Se quedaron en puertas. La genética y sus caminos inescrutables.

Soy Belén, su teleoperadora. Sonó el teléfono y era Belén Esteban. Sí, claro, dije yo. Que soy la Esteban, de verdad, su teleoperadora, insistía ella. La ha fichado MásMóvil. Como responsable de Ahorro y Relaciones Públicas (sic). No sé de qué se extrañan. Belén es capaz de vender cualquier cosa. Un tatuaje de toro junto a la nalga, unas tetas y un careto nuevos, una boda, una ruptura, unos cuernos, una adicción, unas vacaciones, carne de conejo, zapatos o sartenes. Con mi portabilidad iniciada -¡Belén es tan convincente!-, me marcho al gimnasio. Y me encuentro en la cinta de correr de al lado a Carmen Bazán, la madre de Jesulín. Dispuesta a adelgazar para salir un ratito en la tele, aunque sea en chándal y con la teleoperadora Esteban.

La sonrisa de Mona Lisa. Son unos regalos magníficos, desde luego, del tipo de magnificencia que no tiene, por ejemplo, un buen bolso, o un descapotable, o unos diamantes por decir algo. Catalina de Cambridge cumplió años. La reina Isabel II la obsequia con una Letters patent. Es un papel, sí, y en realidad un regalo para el heredero del heredero del heredero que está gestando. Si es heredera. Si alumbra una niña, será princesa y alteza, cosa que hasta ahora se tenía que conformar con duquesa y lady. Luego recibe otro óbolo, un retrato. Que también es de mucho honor, pero tampoco puede ponerlo sobre la chimenea de casa. Es un retrato para un museo de retratos de miembros de la realeza y en el cuadro Catalina mira directamente al espectador con una tímida sonrisa, algo que el artista, de origen galés, dudó en incluir hasta el último minuto. Supongo que por el misterio de la Mona Lisa. Y porque se ve que sonreír -de carcajearse ni hablamos- delata a las nuevas royals frente a las de cuna. Aunque ahí tienen a Fabiola sin ir más lejos. Que venía de la nobleza, no de la plebe, aunque su hermano fuese Jaime de Mora; hija de marqueses y ahijada de Victoria Eugenia. Resulta que la que fuera reina de los belgas ha creado una fundación para que el fisco no se quede con su herencia. Práctica que es, como Depardieu y las plebeyas.