La Unión Europea aprobó ayer reforzar temporalmente los controles sobre los productos cárnicos, a fin de esclarecer el alcance del fraude detectado en alimentos procesados etiquetados como ternera y que contienen carne equina.

Habrá dos tipos de pruebas, la primera de ellas sobre el ADN en la ternera utilizada en productos procesados, como lasañas o salsa boloñesa (en España se realizarán 150 test). La segunda consistirá en la realización de controles para ver si la carne de caballo en los mataderos contiene rastros de fenilbutazona, un antiinflamatorio potencialmente nocivo para las personas.

En este segundo caso, el objetivo es descartar que el escándalo, que saltó inicialmente en el Reino Unido y ya se ha extendido a varios países europeos, no se convierta además en un problema de seguridad alimentaria.

Las autoridades británicas confirmaron ayer 29 positivos de caballo en productos de carne vacuna e Irlanda ha encontrado restos equinos en hamburguesas de hospitales.