La formación continua del personal sanitario es fundamental para incorporar nuevas técnicas a su práctica diaria o para garantizar que los protocolos de actuación se cumplen a rajatabla. Por ello, pese a que el Hospital Universitario de A Coruña es el cuarto centro que realiza más trasplantes de toda España, ayer celebró un curso de actualización para la donación de órganos y tejidos, organizado por la Organización Nacional de Trasplantes y la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias en Galicia. Médicos y enfermeros del centro recibieron clases teóricas y prácticas sobre este tipo de intervenciones quirúrgicas.

"El objetivo era protocolizar las actuaciones que se realizan en los servicios de urgencias y en las unidades de cuidados intensivos de los hospitales para la captación de donantes de órganos así como repasar todos los procedimientos a seguir desde el momento en el que se detecta un donante hasta que se realiza el trasplante", señalan desde el hospital coruñés, donde el pasado año se realizaron 235 trasplantes (el centro quedó solo a uno de batir su propio récord histórico).

El curso de formación se dividió en dos fases. Por la mañana, los médicos aprendieron o recordaron las claves para reducir el número de familias que se niegan a donar los órganos de sus familiares. "Se les informó sobre diferentes procedimientos para la detección de posibles donantes, el planteamiento a la hora de solicitar la donación a los familiares del fallecido así como la logística extrahospitalaria necesaria para la captación de donantes en parada cardíaca", señalaron desde el hospital. Pese a que el objetivo es reducir más las negativas familiares, lo cierto es que el Chuac alcanzó el pasado año su récord mínimo de negativas. Tan solo un 10% de las familias se negó a donar los órganos de su pariente, la cifra más baja desde que el hospital comenzó a realizar trasplantes en 1981. Además, esta tasa se sitúa por debajo de la media gallega (24,8% de negativas) y la estatal (15,6%).

Ya por la tarde, los médicos llevaron la teoría a la práctica. Lo hicieron en las salas de simulación del Centro Tecnológico de Formación en donde pudieron ensayar diferentes técnicas. Se trata de unas máquinas en forma de maniquí que presentan los mismos síntomas (sangrado, entrar en parada, etc.) que un paciente y que permiten aprender sin miedo a equivocarse.