Tres mil barcos de papel llenaron ayer de color el río Miño alrededor del pantalán de Castrelo de Miño, llegados durante tres semanas de distintos puntos de Galicia, Cataluña, Francia, México o Italia y lanzados al agua por decenas de familias en una reivindicación festiva para que se mantenga una escuela pública de calidad. "A través de redes sociales, animamos a gente pequeña de lugares pequeños, como las aldeas gallegas, a hacer esto, pero en seguida nos vimos desbordados ", señala la impulsora de la jornada, Palmira Castro Marcote, que trabaja en un colegio de Fisterra