"Cuando seáis mayores y hagáis una visita a esta isla, no como yo la he hecho a la fuerza y con las manos atadas, sino en plena libertad, recordad que allí ha estado vuestro padre, que cada rincón de la isla es un recuerdo mío, que aquellos mirtos que forman un paseo era lugar predilecto mío y en el que me entregaba a mis meditaciones, que en él pasaba la mayor parte de las horas del día acariciando la esperanza de algún día ser libre para llevar a mi hogar la alegría perdida y volver a ser para vosotros y vivir para vosotros". Estas líneas forman parte de una de las cartas que José Mejuto Bernárdez escribió a su familia desde el presidio de la isla de San Simón, donde permaneció entre 1936 y 1937. Durante su cautiverio llegó a escribir unas 40 misivas, que constituyen un testimonio excepcional y su familia las ha guardado durante todos estos años. Ahora la depositaria de este estremecedor legado viaja desde Argentina para donar estos manuscritos a la Real Academia Galega (RAG), un acto que se celebrará el viernes a mediodía.

José Mejuto Bernárdez y su mujer, Alejandra Nogueiras, vivían en Cangas cuando estalló la Guerra Civil. El matrimonio tenía cuatro hijos, dos niñas y dos niños, y el más joven tenía apenas unos meses de edad cuando su padre fue apresado y encarcelado. Su familia decidió durante la década de 1950 vender algunas de las propiedades que tenían en la localidad pontevedresa para emigrar e instalarse en Buenos Aires. Allí estuvieron durante todo este tiempo las cartas que escribió José Mejuto Bernárdez mientras estuvo preso. La persona que en los últimos años se encargó de custodiarlas es una de sus nietas, Ana Paula Mejuto, y ella será la encargada de entregar esos testimonios escritos a la Real Academia Galega para su conservación y estudio.

Las razones que provocaron la detención y encarcelamiento de José Mejuto Bernárdez parece que están relacionadas con una denuncia formulada por alguien cercano y a causa de unas rencillas familiares, algo desgraciadamente muy frecuente. El hombre era mecánico naval con inquietudes culturales y políticas y además escribía muy bien, tal como explican algunos de sus descendientes y como atestiguan las cartas que se entregarán esta semana a la RAG. Estuvo encarcelado durante varios meses, un tiempo por el que pasó por San Simón, por la prisión de Vigo y Pontevedra.

Las cartas que durante todo ese tiempo envió a su familia son un reflejo de cómo fue cambiando su situación durante el tiempo que estuvo encarcelado. Al principio fue condenado a varios años de prisión, pero después de algún tiempo preso fue condenado a muerte. Ese cambio radical se percibe en sus últimas cartas, que resultan "desgarradoras", tal como explican fuentes familiares que conocen de primera mano esos escritos. Unas misivas que parecían un testamento, un mensaje dirigido a la mujer y a los hijos que era consciente que ya nunca más volvería a ver ni abrazar. El 15 de julio de 1937 fue fusilado en Pontevedra cuando tenía sólo 30 años de edad.

En el libro Historia de Cangas 1900-1936. Unha ribeira de pescadores, de Iago Santos Castroviejo y Antonio Nores Soliño, aparece parte de la historia de José Mejuto Bernárdez, que según los autores formaba parte de la primera célula comunista de Cangas. Al estallar la Guerra Civil decide trasladarse a Chapela, donde vivían sus hermanas y allí fue detenido por la Guardia Civil. El informe que se elaboró en su contra decía: "Un comunista de los que no dan la cara".

La mujer de José Mejuto procedía de una familia con propiedades. A pesar de influencia familiar parece que nadie movió un dedo para intentar salvar de su destino al mecánico naval. Mas bien al contrario, según recoge el libro de Iago Santos y Antonio Nores. Explican que un vecino llamado Manuel Miranda, conocido por el apodo de Ghatos ó lombo, fue su principal acusador a instancias del propio cuñado de José Mejuto Bernárdez.