Tal como desea el papa Francisco, el hombre del año de este 2013, según muchos analistas, Madrid y Barcelona celebraron ayer multitudinarios cónclaves de "pequeñas iglesias domésticas", que es como el primer Pontífice argentino llama a las familias. En el día de la Fiesta de las Familias, miles de fieles se dieron cita en dos escenarios, la madrileña plaza de Colón y la basílica que empezó Gaudí en la Ciudad Condal, "bendecidos" por un sol radiante y el saludo "especial" que desde otra plaza, la de San Pedro de la Ciudad Eterna, les dirigió el obispo de Roma.

Antes de la misa, los congregados recibieron en directo el cálido mensaje del Papa a través de dos pantallas gigantes de vídeo. En su primera participación en esta fiesta, Francisco saludó a quienes se reunían no solo en Madrid y Barcelona, sino también en la Basílica de la Anunciación de Nazaret (Palestina) y en la Basílica Santuario de la Santa Casa de Loreto (Italia).

En la capital de España, familias llegadas de toda España y de Europa, en muchos casos portando banderas de su comunidad o de su país, tomaron parte desde bien temprano en una celebración vivida por los asistentes como un vínculo estimulante. El lema elegido este año, La familia, un lugar privilegiado, es una frase que Francisco dirigió a miles de jóvenes durante la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro. El acto central, como ya es habitual en los seis años que hace que se celebra esta fiesta, lo constituyó la misa, presidida por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, y concelebrada por los tres obispos auxiliares de la capital y los obispos de Getafe, Andújar y Alcalá de Henares.

En su homilía, Rouco Varela no se salió un milímetro de sus postulados y defendió la familia constituida dentro del "matrimonio indisoluble" como la "célula básica" de la sociedad frente a la "agobiante atmósfera intelectual y mediática" en la que prima una concepción de la vida caracterizada por la transitoriedad, de manera que "ni siquiera el don de la vida se entiende como definitivo e inviolable y, por lo tanto, tampoco, el don del amor".

"No estáis solos -les dijo a los miles de asistentes-, como tampoco lo estaban María y José cuando se desencadena por Herodes la persecución del Niño Jesús y la matanza de los inocentes", una afirmación que fue interpretada en algunos foros como un respaldo del prelado a la reforma de la ley del aborto que impulsa el Gobierno central.

El cardenal terminó su homilía con el reconocimiento de la labor de las más de cien familias cristianas dispuestas a ser misioneras, que estaban presentes, a las que ofreció su apoyo, cariño y afecto. Terminada la Misa, estas familias, todas ellas pertenecientes al Camino Neocatecumenal, subieron al estrado para recibir la bendición de Rouco antes de que el próximo 1 de febrero sean enviadas por el papa Francisco a misiones por los cinco continentes.