"Jóvenes aventureros". Así describió hace unos meses la ministra de empleo, Fátima Báñez, a los miles de jóvenes españoles que se han visto obligados a emigrar de España, temporal o definitivamente, ante la falta de oportunidades en nuestro país. Sin embargo, el adjetivo que más se ajusta a la situación actual de este grupo de chicas de entre 20 y 25 años es supervivientes. ¿Por qué? Porque ser au pair no es tan bonito como parece y porque la inmersión lingüística cuesta. Y es que todo empieza por un: "Hi, I am Spanish and I need to improve my English". Que en resumidas cuentas quiere decir que necesito mejorar mi inglés y, qué mejor manera de hacerlo que conviviendo con una familia las 24 horas del día.

¿Qué es ser au pair?, ¿por qué serlo?, ¿cómo se vive trabajando de ello? Vayamos por partes. Ser au pair no es algo nuevo, desde hace muchos años se lleva practicando como el medio más económico de poder aprender una lengua extranjera en otro país. El trabajo teórico que desempeña una au pair es cuidar a los niños de las familias con las que están viviendo mientras los padres trabajan. Ellas, a cambio, perciben una paga semanal, que oscila entre los 80 euros y los 150, y la ventaja de no tener que pagar alojamiento ni comida. Me refiero a ellas porque en su gran mayoría las que desarrollan estos trabajos son chicas. En los últimos años el número de solicitudes para ser au pair se ha multiplicado. Los países más demandados, dentro de la Unión Europea, son los de habla anglosajona, es decir, Gran Bretaña e Irlanda.

Para conseguir ponerse en contacto con familias que requieren una au pair hay múltiples medios. Desde las agencias especializadas en este tipo de búsquedas, pasando por las páginas en internet, en la que es uno mismo quien realiza la búsqueda, hasta el boca a boca. En las primeras se suele pagar una cantidad que suele oscilar entre 200 y 300 euros, y son ellos los que te ayudan a buscar una familia, para lo que suelen pedir cartas de recomendación, carta de motivación y, entre papeleos varios, hasta un certificado de penales. Las agencias se pueden encontrar tanto en España como en el país de llegada. En cuanto a las páginas en internet, dos de las más famosas son: www.aupairworld.com, y www.kangarooaupair.com. En ellas el método a seguir es crearse un perfil e ir mirando los perfiles de familias que van apareciendo colgados en la página. Si te gusta una familia echas la solicitud y, así, comenzará una comunicación que puede terminar de forma fructífera para ambas partes. También hay páginas de Facebook en las que puedes encontrar anuncios para ser au pair, o por último, el antes mencionado boca a boca. Tu amiga que ha sido au pair te recomienda a su familia, host family en inglés, como la persona mejor capacitada para cuidar a sus hijos.

La Guinness, el trébol y el color verde, además de los pubs con música en directo y Sant Patrick, son los grandes reclamos de este pequeño país que tiene una población de poco más de 4, 5 millones de personas. Sin embargo, al contrario que en España, la tasa bruta de natalidad, según el Banco Mundial, se cifra en 16,3 de cada mil habitantes, a datos de 2011, mientras en nuestro país está en 10,2 de cada mil. Irlanda se puede considerar un país con una población joven. En relación a los españoles que residen allí, según el PERE, Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero, en Irlanda hay 5.325 españoles a datos del 1 de enero de 2013. No obstante, esta cifra solo puede servir de orientación ya que, por ejemplo, todas las chicas que vienen como au pair no se registran en el país de llegada. Es por ello que resulta muy complejo calcular con exactitud la cantidad de au pair que viven en Irlanda. Sin embargo, como datos relevantes que puede dar cierta idea del número de las au pair que hay en la isla están los grupos en las redes sociales. Au pair Galway 2013 es un grupo en Facebook que tiene más de 500 personas, donde la mayoría son españolas. Si lo extrapolamos a toda Irlanda la cantidad puede ser más que considerable. Es así, por medio de las redes sociales, donde muchas de ellas conocen a las que serán sus amigas y con las que compartirán sus buenos y malos momentos.

Tania, Cristina, Iris, Alba, Patricia, Elena, y Matilde, desde Galicia a Cataluña, pasando por Andalucía y Castilla y León, y terminando en el País Vasco. Un recorrido por toda la geografía española. Comenzaron el año siendo au pair. Todas ellas viven relativamente cerca de Galway, una ciudad situada en la costa oeste del país. Aunque con solo una población de poco más de 80.000 habitantes, Galway es la cuarta ciudad más grande de Irlanda. Se caracteriza por su vida universitaria y por su dinamismo. En sus alrededores se encuentran parajes preciosos dignos de ser visitados.

Y dentro de este escenario el día a día de la mayoría de estas jóvenes comienza a las 08.00 o 09.00 horas. Entre las primeras tareas que deben realizar está ayudar a que los pequeños estén listos para ir al cole e irlos a recoger. Mientras tanto, hacer las labores hogar. En este cometido nunca falta poner más de una lavadora, recoger la cocina, limpiar el polvo, pasar la aspiradora... Y en el momento que llegan del cole todas coinciden en que comienza su trabajo como tal. Es cuando más tiempo pasan con los niños. Tienen que darles el lunch, que para nada es una comida como la que contemplamos en España; se caracteriza por ser un sándwich, jugar con ellos, hacer los deberes y, en teoría, cuando llegan los padres del trabajo su jornada laboral is over.

Se podría decir que esta es su rutina. Sin embargo, hay jornadas laborales que pueden alargarse desde la hora de despertarse hasta la hora de dormir. Este es el caso de alguna de ellas. Elena tiene a su cargo tres niños de 3, 5 y 7 años, y aunque los mayores van al colegio, su trabajo comienza a las ocho y termina a las otras ocho, porque los padres de los pequeños trabajan todo el día con lo cual la casa y el cuidado de los niños es competencia de ella. Iris y Alba también tienen niños pequeños a su cargo, para ellas cada semana se van incrementando las tareas que deben realizar.

Mientras el horario de Alba tendría que ser de 09.00 a las 15.00 horas, su rutina comienza haciendo café para ella y para su hostmum, su madre en su familia irlandesa, ya que según lo que nos ha contado Alba, a su hostmum le encanta el café que prepara. Es un lovely coffee. En un primer momento ella no tendría que preparar el lunch a los peques, sin embargo, poco a poco, día a día, se han ido añadiendo más tareas a las que se supone le dijeron en un principio. La semana en casa de Alba, una lucense de 22 años, está más que organizada. Mientras los otros dos niños, de 6 y 7 años, están en el colegio y ella se queda con la más pequeña, de sólo 16 meses, sus obligaciones son las siguientes: Lunes: limpiar la habitación de los niños con baño incorporado y aspirar la segunda planta de la casa; martes: limpiar el polvo a toda la casa; miércoles: día de experimentos, un día ordenar 400 recetas en un portafolio, otro ordenar armarios, y así...; el jueves y viernes "lo que manden". Todos los días hay cosas que hacer. Una vez que termina de colocar toda la cocina después de la comida, en teoría, su jornada termina. Pero en realidad llega la hora de hacer los deberes con los grandes o de cuidar de la pequeña para que sus hermanos puedan estudiar tranquilamente.

Iris, tiene dos niños a su cargo, una de ellas no llega ni a los dos años, Jana. Su jornada laboral venía a ser por la mañana unas tres horas y por la tarde otro tanto, lo que deberían sumar un total de 5 o 6 horas por día. Su tiempo libre era la hora de comer, cuando aprovechaba para poder ir a una academia de inglés. Sin embargo, desde hace un tiempo su jornada no es partida sino intensiva.

Cierto es que no todas las familias se exceden a la hora de "pedir favores" a las jóvenes que viven con ellos. Por ejemplo Patricia o Tania no tienen queja en cuanto a las labores del hogar que deben realizar.

El caso de Cristina es algo diferente al de las demás chicas aunque muy común en Irlanda. Ella no tiene queja de su familia, sin embargo, vive a unos 35 kilómetros de Galway, es decir, en el campo. Su comunicación con la sociedad se hace complicada, ya que el pueblo más cercano que tiene parada de autobús está a 20 minutos en coche. Por lo tanto depende de los padres para poder disfrutar de su tiempo libre.

"Agridulce". Esta es la sensación que tiene la mayoría de estas jóvenes a la hora de contestar a la pregunta de si lo volverían a hacer, o si el motivo que les empujó a emigrar difiere mucho de lo que están viviendo.

Matilde, Patricia y Tania, comparten la visión optimista de esta aventura. Es cierto que muchas veces tiene que hacer más cosas de las que deben. Pero les compensa. En el caso de Matilde las tareas del hogar son más que "una ayuda". Sin embargo, ella se queda con lo positivo: "La experiencia está genial, es una manera de aprender inglés sin tener gastos, pero tampoco da para ahorrar".

Si bien es cierto que para muchas de ellas está siendo duro, ya que en ocasiones se sienten como una verdadera "chacha", todas coinciden en que es una buena experiencia y en que es recomendable, siempre y cuando se tenga claro lo que significa ser au pair. Es decir, saber que vas a aguantar más de lo que se deberías y que el trabajo se lo llevan a casa, pues su trabajo y su casa es el mismo lugar. No obstante, también están de acuerdo en que el tiempo para emplearse como au pair es limitado. En el caso de muchas de estas chicas con nueve meses es enough, suficiente. Sin embargo, es cierto que todas ellas ya hablan de "sus niños" y que el cariño que les toman es verdadero. Aunque también en algún caso, estas adorables personitas las saquen de quicio.

Adentrarse en otra cultura es de valientes, enriquecedor y a la vez te hace valorar aquellas cosas que, quizá antes, no valorabas.

Y es que ellas se quedan con eso, con la experiencia, las amistades que se llevan, y el hecho de que, aunque no hay tiempo suficiente para dedicarle al inglés como tal, siempre están aprendiendo ya que tienen que comunicarse todo el tiempo en esta lengua. Los fines de semana son la dosis de bálsamo y relax para este grupo de jóvenes españolas en Irlanda. Sitios preciosos ofrece este país y estas chicas, además de trabajar, también quieren descubrirlos.