Convertirse en madre no siempre es sinónimo de alegría. Ocho de cada diez mujeres padecen la llamada tristeza puerperal, que les lleva a estar más sensibles e irritables, a sufrir ansiedad y trastornos del sueño o incluso a mostrar cierto rechazo hacia el bebé durante los diez primeros días tras dar a luz. Una situación que solo si se cronifica deriva en la bautizada como depresión posparto. "Esta patología afecta al 10% de embarazadas, un porcentaje que sube al 15% entre las primerizas", señala la médico adjunto del servicio de Ginecología del Materno Infantil Teresa Herrera de A Coruña, Marta Pais.

Sentirse triste o melancólica tras dar a luz es normal, según los expertos, y no un motivo de alarma. "La tristeza puerperal afecta al 80% de las madres, sus síntomas aparecen sobre el quinto o séptimo día tras el parto y desaparecen en una semana o diez días", señala Pais, quien relata las características de un proceso que, resalta, "no es una patología". "Estas mujeres presentan síntomas como irritabilidad, llanto por cualquier cosa, ansiedad, cierto rechazo al bebé y dudas sobre su papel de madres, creen que la responsabilidad les viene grande", indica esta doctora, quien asegura que los especialistas no se ponen de acuerdo sobre las causas que originan esta tristeza puerperal.

"Se cree que se debe al fuerte cambio hormonal y a cambios sociales: el cambio físico que sufre la madre se une al malestar por el puerperio, cierto estrés por la lactancia o ansiedad por no saber cómo cuidar al pequeño", señala esta ginecóloga coruñesa.

Unos síntomas que, según los médicos, remiten a los pocos días y que no precisan ningún tipo de tratamiento. "La matrona o el médico de cabecera debe estar pendiente de la madre para que estos problemas no se cronifiquen, pero lo habitual es que a los diez días la cosa se normalice, la mujer y su entorno ya se adapten a la nueva situación", señala esta ginecóloga.

El problema llega en ese 10% de madres cuyos síntomas de tristeza puerperal no solo no remiten con el paso de las semanas sino que se agravan. "Se habla de depresión posparto cuando los síntomas continúan a partir de la segunda semana tras el parto y cuando la evolución es mucho más lenta", indica Pais. La sintomatología es clara: alteraciones de sueño, llantos, sentimiento de culpa o remordimiento, cierto rechazo hacia el niño e incluso en ocasiones pensamientos suicidas.

De nuevo la comunidad científica no se pone de acuerdo sobre las causas de la depresión posparto ni si hay modo de prever qué mujeres están más predispuestas a sufrirla. "Lo único que se sabe es que quienes han tenido episodios anteriores de depresión tienen más riesgo de sufrirla y que la incidencia es ligeramente superior entre las madres primerizas", señala Pais, quien reconoce que existe debate entre los expertos sobre si debe hablarse de "depresión posparto" o de un "cuadro depresivo" más.

Tratamiento farmacológico y asistencia a terapia -todo controlado por un equipo multidisciplinar formado por el médico de cabecera, el obstetra y el psiquiatra- son las claves para que la recién estranada mamá solucione su cuadro depresivo. "Cuanto antes se inicie el tratamiento, mejor", señala esta facultativa, quien sostiene que las afectadas por esta patología suelen estar recuperadas entre los seis y los nueve meses posteriores a iniciar el tratamiento.

Eso sí, da unas pautas para prevenir o para aliviar los síntomas en las afectadas. "Planificar la entrada en la maternidad, que el cambio no sea brusco puede ayudar a evitar esta patología", indica Pais, quien aconseja que una vez se dé a luz, la madre pida ayuda para realizar las tareas diarias, limite las visitas de amigos y familiares "si eso le agobia", intente sacar tiempo para "descansar, salir de casa o hacer deporte" y se reúna con otras madres para compartir experiencias. Además, esta ginecóloga reconoce que la lactancia puede ser de gran ayuda cuando existe una depresión posparto. "Ayuda a crear un vínculo con el bebé", sostiene. Una serie de consejos para superar el bache y disfrutar de la maternidad.