Ni carecen de sentimientos, ni tienen una discapacidad intelectual, ni son personas aisladas en sí mismas ni tienen un trastorno que les impide ir a un colegio convencional o tener un empleo. Desde que nacen, las personas con autismo -unas 2.000 en la comunidad gallega- tienen que enfrentarse a los falsos mitos que rodean a este trastorno del desarrollo. Unas creencias erróneas que, según denuncian los afectados, "les sentencia" de por vida. Por ello, con motivo del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, que se celebra hoy, la Fundación Autismo Diario ha lanzado la campaña Sentenciados, con la que pretenden dar visibilidad a un colectivo que sufre exclusión "social, laboral y educativa".

Uno de los principales errores es creer que existe un único tipo de autismo. "Hay tantos autismos como personas. Todos causan problemas de comunicación, lenguaje e interacción social. Por ello se habla de trastornos del espectro del autismo", señala la portavoz de la Fundación en A Coruña y madre de un niño con este síndrome, Esther Cuadrado.

Eso sí, el autismo -un trastorno neurológico y psiquiátrico que causa alteraciones en las funciones del cerebro y con posible origen genético aunque se desconocen sus causas- tiene unos rasgos comunes o síntomas que pueden poner sobre alerta a los padres. Niños que al llegar al año y medio no señalan objetos con el dedo, no pronuncian palabras, no reaccionan cuando se les llama por su nombre o que no sonríen cuando sus padres los recogen de la cuna podrían tener este trastorno.

Es a esa edad, a partir de los 18 meses, cuando llegan la mayoría de diagnósticos. Las familias, sin embargo, denuncian que sólo con un sencillo cribado podrían detectarse mucho antes. "Igual que se realiza unas pruebas a los bebés al nacer para detectar la sordera, estas pruebas podrían continuarse durante la revisión pediátrica y adelantarían los diagnósticos", señala Esther Cuadrado, quien denuncia que no se hacen cribados porque eso supondría tener que derivar a los niños al servicio de atención temprana, "algo que no existe en Galicia".

Otro de los falsos mitos es que estas personas son incapaces de trabajar o estudiar en centros ordinarios. "Son muy trabajadores y grandes aprendices visuales", indica Cuadrado, quien lamenta que debido a los "prejuicios", este colectivo "suele ser excluido de la enseñanza ordinaria y derivado a centros especiales, residencias o centros de día".