-Vino a hablar de las desigualdades y su repercusión en la salud, ¿cómo afectan?

-Las desigualdades sociales y económicas están correlacionadas directamente con la salud. La desigualdad produce mala salud y limitaciones en el acceso a la asistencia sanitaria. Es como una rueda, hay peor salud, lo que produce más pobreza y eso impide una asistencia adecuada, que empeora la salud.

-Entonces, ¿los pobres tienen peor salud?

-Sí porque tienen una peor alimentación, peor higiene, peor vivienda, no pueden mantener condiciones básicas como el calor en el hogar...

-Habla de problemas para ser atendidos, ¿la sanidad en España ya no es universal?

-Hay colectivos concretos que han quedado excluidos de la asistencia sanitaria normalizada -aunque sí pueden ir a urgencias- como inmigrantes, gente indocumentada, solicitantes de refugio o personas que pasen más de 90 días en el extranjero. A ellos hay que sumar gente que sí tiene acceso pero que debido a medidas como el copago no puede hacer frente a los tratamientos. Desde Cáritas rechazamos ambas medidas.

-¿Cáritas costea el tratamiento de muchos pacientes?

-Hemos tenido que triplicar el dinero destinado a ayudas sanitarias. Es cierto que el copago de medicamentos tiene unos topes, pero se trata de personas que no pueden hacer frente a este gasto porque la mayoría son jubilados y están ayudando a sus hijos, tienen la luz más cara, tienen que pagar el comedor a sus nietos... No se trata de 15 euros sin más, son 15 más siete de aquí, otros siete de otro lado...

-Un informe de Cáritas alertaba hace unas semanas de que España tiene la segunda mayor tasa de pobreza infantil de la UE, solo superada por Rumanía, y el ministro Cristobal Montoro lo negó al día siguiente...

-No voy a entrar en polémica con Montoro. Los datos del informe son datos oficiales, del Instituto Nacional de Estadística de cada país miembro, no son datos de Cáritas ni una interpretación nuestra. Ese dato mide la pobreza relativa, es decir, la pobreza infantil en referencia a su entorno. Lógicamente no es lo mismo un niño pobre del Congo que de Madrid porque con lo que tiene un niño pobre de Madrid, vive el de El Congo.

-Entonces, ¿no es igual un niño pobre de Rumanía que de España?

-El informe no quiso comparar ni igualar las condiciones de los niños de España y Rumanía. Simplemente alerta del incremento de la pobreza infantil en España y revela que, en relación con el entorno, es el segundo con mayor tasa. Nunca hemos dicho que los niños españoles pidan limosna en la calle.

-¿Cómo son los niños pobres españoles?

-Cuando hablamos de pobreza infantil, hablamos en realidad de hogares pobres. Se trata de niños en cuyo hogar no están garantizados todos los suministros, que no tienen acceso a libros, con dificultades en el vestido, con una alimentación no equilibrada o sustentada por entidades sociales, que no pueden acceder a servicios protésico dentales...

-¿Hay pequeños que pasan hambre en España?

-Nosotros no tenemos ningún estudio que pruebe que los niños tengan una alimentación deficiente, pero sí hay una privación material que hace que no consuman proteínas todos los días, por ejemplo. Lo que está claro es que si no existe esta pobreza infantil, ¿por qué hay comunidades que se están planteando abrir los comedores escolares en verano?, ¿por qué hay un plan del Gobierno contra la pobreza?

-¿Qué consecuencias tendrá en el futuro este aumento de la pobreza infantil?

-Nos jugamos mucho. La pobreza tiende a transmitirse de forma intergeneracional, de forma que hay tendencia a que los niños que viven en un hogar pobre, repitan esta situación de adultos porque tienen menos oportunidades. Hay que pensar que la sociedad del futuro se están criando en desigualdad porque, por ejemplo, ¿quién tiene más oportunidades un niño que vive en una habitación con su familia y estudia en una mesa con otros tres hermanos o uno con su habitación propia para él solo?

-Rajoy ya habla de recuperación económica, ¿se nota en las sedes de Cáritas?

-Más allá de datos macroeconómicos, para nosotros la situación sigue igual, la pobreza se mantiene y en algunos casos incluso aumenta. Si en 2008 cubríamos las necesidades básicas de 300.000 personas, ahora las de 1.100.000.

-¿Cree que, con la crisis, el Gobierno ha delegado parte de sus funciones en las ONG?

-No creo que haya delegado,hay funciones que no pueden delegarse. Es cierto que se ha intensificado nuestro trabajo, pero Cáritas no está para sustituir al Estado.

-¿Cómo ve el futuro? ¿Pone fecha a la salida de la crisis?

-Con esperanza, pero sin un idealismo ciego, partiendo de la realidad. Hay que comparar esta crisis con otras menos intensas como la de los 90. Si de aquella tardamos casi diez años en salir, ahora la situación tardará muchos años en normalizarse. Además hay que tener en cuenta que todas las crisis dejan víctimas que no se recuperan pese al crecimiento económico.