Iba a ser el primero de Galicia y el segundo a nivel estatal, pero el proyecto de crear un banco público de leche materna en A Coruña quedó finalmente guardado en un cajón. En agosto de 2007, el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña -entonces Juan Canalejo- anunciaba que al año siguiente contaría con un banco de leche pensado para cubrir las necesidades de los bebés prematuros, recién nacidos con patologías graves o pequeños que hubiesen sido abandonados por sus padres. Seis años después, el proyecto ya no está marcha, según reconocen desde el hospital.

La creación del banco coruñés de leche materna se paralizó cuando el Sergas decidió que las matronas que realizaban el seguimiento de las embarazadas y los responsables de la educación maternal se trasladasen a los centros de salud, según informan desde el Materno Infantil Teresa Herrera. "El objetivo era acercarse a las futuras madres, que no se tuviesen que desplazar hasta el hospital", explican en el centro, donde añaden: "Ahora las embarazadas solo vienen hasta aquí si es algo grave. El seguimiento con la matrona y la información sobre lactancia la reciben en su centro de salud más cercano. Es un programa que ha tenido muchísimo éxito porque así mujeres de fuera de A Coruña no tiene que desplazarse hasta aquí".

Los bancos que almacenan leche materna de donantes para ayudar a quienes no tiene acceso a ella no son algo nuevo. Los primeros nacieron en Viena y Boston en 1909 y 1911, respectivamente, pero en España todavía son algo anecdótico. Cuando A Coruña planificó crear el suyo en el Materno tan sólo había un banco en Palma de Mallorca -y de carácter privado-, al que seguirían otros seis en Madrid, Barcelona, Granada, Badajoz, Aragón y Valencia. El primer centro español fue la Escuela de Puericultura de Valencia pero cerró sus puertas en 1980. Desde entonces hubo que esperar al 2001 para que abriese el banco de Baleares y hasta 2007 para que apareciera el primero de titularidad pública: en el 12 de Octubre de Madrid. Los siete bancos actuales cubren las necesidades cada año de entre 2.000 y 3.000 bebés prematuros o recién nacidos que precisan de hospitalizacion por alguna dolencia grave, pero aun así las cifras distan mucho de las que manejan países vecinos como Francia o Reino Unido -con más de 15 bancos cada uno- y están a años luz del estado con más bancos de leche materna del mundo: Brasil, donde hay 250.

La dinámica de estos bancos es sencilla. Su motor y lo que permite su funcionamiento son la donantes. El centro realizará una entrevista a la madre -para conocer la existencia de enfermedades transmisibles, hábitos tóxicos como fumar o el consumo de fármacos- y se le hará un análisis para descartar infecciones como hepatitis o VIH. Además, sólo podrán convertirse en donantes aquellas mujeres cuyos hijos tengan un ritmo de crecimiento normal y noten que les sobra leche. Generalmente la leche es obtenida por la propia donante en su domicilio, quien la conserva en el congelador en los recipientes que el banco le ha facilitado. Una muestra que debe llegar congelada al centro hospitalario, donde se descongela a 4 ºC y se somete a un minucioso proceso de pasteurización para eliminar cualquier agente infeccioso que pueda tener.

Desde asociaciones en defensa de la lactancia, como Criando en A Coruña, ven con buenos ojos los bancos de leche, pero aseguran que no son lo único importante. "Para que funcionen hay que dotarlos de medios", indica Ana Vela, quien asegura que es prioritario que las futuras madres reciban información sobre la lactancia, algo que asegura hoy no siempre se logra. "En general sólo logran estar bien informadas las que se molestan y se informan por su cuenta. Lo primero sería formar a los profesionales sanitarios para unificar criterios porque en la actualidad las pautas a seguir varían en función de la matrona o el pediatra que te toque", señala. Además, Vela reconoce que asociaciones como la suya han tenido que cubrir un espacio que antes no era necesario ya que "dar el pecho estaba normalizado y la información se pasaba de madres a hijas".

Desde Criando no manejan datos de cuántas gallegas optan por dar el pecho a sus bebés, pero aseguran que la tendencia se ha invertido. "Entre los años 60 y los 80 se pasó de que dar de mamar era lo normal a la cultura de la leche artificial, parecía que el biberón llegaba para salvarnos la vida, pero ahora la cosa ha mejorado mucho", indica Vela, quien reconoce que hay más madres que optan por la lactancia y sobre todo perdura más en el tiempo. "Antes lo habitual era dejar de darle el pecho a los tres meses; ahora hay madres que continúan cuando se reincorporan al trabajo", relata esta madre coruñesa, quien recuerda que expertos recomiendan que la base de la alimentación del niño sea la leche hasta los dos años y que todo lo demás "sea como un complemento". Desde Criando reconocen incluso que hay niños que siguen mamando hasta los 4 o 6 años. "Pero se trata ya de tomas muy esporádicas, cada tres o cuatro semanas", resalta.

"La leche materna solo tiene ventajas tanto para el niño como para la madre". De este modo tan tajante responde Ana Vela, miembro de la asociación Criando de A Coruña, cuando se le pregunta por el dilema al que se enfrentan muchas madres al llegar su primer hijo: dar el pecho o recurrir al biberón. "Esta leche está adaptada al ser humano y se va adaptando a las necesidades del bebé a medida que crece. Al principio, el calostro actúa como una especie de vacuna para el recién nacido y sirve para limpiarle el intestino y después se adapta a lo que precise el bebé", indida Vela, quien añade: "Es una leche viva, contiene células vivas imposible de sintetizar en un biberón".

Desde Criando recuerdan también que, a través de la leche, la madre transfiere sus defensas al pequeño, lo que le ayuda a afrontar mejor ciertas enfermedades. Pero las madres también salen beneficiadas con la lactancia. "Hay estudios que aseguran que reduce el riesgo de sufrir tumores de útero o de pecho", indica Vela.

Pese a ser defensores de la lactancia materna, en Criando aseguran que no todo es blanco o negro. "No obligamos a nadie a que de el pecho, solo queremos que las futuras madres estén informadas y luego tomen la decisión que crean conveniente", dice Vela. Para ello, Criando ofrece charlas formativas una vez al mes y encuentros entre para que compartan experiencias.