El 230 Fifth es un elegante bar de la Quinta Avenida de Nueva York. Tiene una impresionante azotea que presume de contar con las mejores vistas de la ciudad. Los fines de semana está abarrotado y hay que hacer cola si se quiere tomar algo mientras se contempla el Empire State. El 230 Fifth tiene dos colas para entrar: una para los que son muy influyentes en redes sociales y otra para la gente normal. La primera no tiene casi gente así que si uno es un influencer puede pasar sin esperar.

Cuando Windows sacó su sistema operativo Windows Phone, regaló -sí, regaló- 100 móviles a otros tantos gurús en tecnología e internet. Lo mismo hizo Heweltt Packard, con uno de sus ordenadores.

Otro ejemplo: el Palms Casino es uno de los hoteles más espectaculares de Las Vegas. Cuando haces una reserva, comprueban si eres influyente en redes sociales y si pasas el corte te ofrecen una habitación superior a la que contrataste.

¿Y qué buscan las empresas? Que los más influyentes hablen de ellas y si puede ser bien, mejor. Además, estos gurús cuentan con una amplia comunidad online (lectores en su blog, seguidores en su Twitter, fans en su Facebook?) por lo que una recomendación suya tiene más repercusión.

A cambio, algunas de estas empresas piden que se les haga una mención en las redes sociales. Nunca debemos olvidar que cuando algo es gratis es porque el producto somos nosotros.

¿Y cómo se mide la influencia en redes sociales? En internet hay unas cuantas webs que aseguran medirla. Klout es la referencia en estos momentos. Para saber nuestro nivel hay que entrar en Klout.com. Es gratis. La página nos permite conectar todas nuestras redes sociales: Facebook, Twitter, Linkedin, Instagram, Google+, Foursquare?

Inmediatamente hace sus cuentas y pone en marcha sus algoritmos, que como la fórmula de la Cola Cola son secretos, y nos ofrece un número entre el 1 y el 100. Es lo que se llama el índice klout. Cuanto mayor sea, más influyente, en teoría, seremos en las redes sociales. La media es de 40. El más influencer, en estos momentos, es Barack Obama con 99.

Para pasar por la cola buena del 230 Fifth hay que tener un klout de 65 y para recibir el móvil de Windows había que superar el 55. Otro ejemplo es la web de compras de lujo Gilt Groupe. Ofreció descuentos a sus clientes según su klout. Con 20 o inferior tenían una rebaja del 20%; con 40, del 40%, y los que superaban el 80, del 100%.

Pero hay quien ha dado una vuelta de tuerca a todo esto. La estadounidense Salesforce ha creado una herramienta, basada en klout, que ofrece a las empresas la posibilidad de que puedan atender mejor a sus clientes según su relevancia en las redes sociales. Los que tengan una puntuación, por ejemplo, de 60 serán atendidos con más rapidez y por un empleado, pero si solo es de 25 recibirán la respuesta a través de un email predefinido. Así evitan que los influyentes puedan criticar a la empresa en las redes sociales.

Y no para aquí la moda. Ya hay fiestas a las que solo se puede acudir si se tiene un klout superior a 45; profesores que ponen la nota en función de este índice o empresas que piden que poseas un determinado klout para contratarte. En Estados Unidos hay compañías que ya lo utilizan como criterio de selección de empleados, pero la moda también se ha trasladado a Canadá, Francia o España. ¿Nos estaremos volviendo un poco locos?

Sugerencias, dudas y/o comentarios a jm.rodriguez@epi.es