Hace tres años escuché en una charla a Jordi Urbea, director general de la agencia de publicidad OgilvyOne. Entre las muchas historias interesantes que compartió, narró la anécdota que le había pasado en su último viaje a Japón. Allí se reían de él cada vez que contaba que en España tenía que pagar por mandar mensajes SMS. Eso fue hace tres años. Hoy somos nosotros los que nos reímos si descubrimos que alguien envía un SMS. Pero ¿no tienes WhatsApp?, le preguntaríamos.

Y es que esta aplicación de mensajería se ha convertido en una referencia mundial. WhatsApp fue fundada en 2009 -antes de ayer- por un ucraniano y un norteamericano y ya posee más de 450 millones de usuarios. El 70% lo usamos a diario. Crece a un ritmo de un millón cada día.

Y con su aterrizaje, casi sin enterarnos, dejamos de mandar SMS de felicitación en Nochevieja y nos lanzamos a wasapear como si no hubiera mañana. Descubrimos los grupos, esa fuente inagotable de recibir notificaciones y de perder el tiempo. Llenamos nuestros mensajes con el icono de la flamenca, aunque no viniese al caso y nos enfadamos con nuestros contactos por el doble check: has leído mi mensaje. Que no. Que sí, que tenía el doble check? Y así nos hemos pasado los últimos años.

Por cierto, WhatsApp viene de What's up que para los que tienen el inglés de 8º de EGB, como un servidor, significa Qué pasa.

Le han salido competidores como Telegram o Line, que además son gratis, pero el que llega primero? Por ejemplo, la rusa Telegram es mucho más segura que WhatsApp. Y la alemana Line, que también ha sido creado por dos rusos, entró pisando fuerte, pero tampoco ha podido desbancar a la reina pese a que está a años luz en cuanto a usabilidad y posee unos stickers muchísimos más currados.

WhatsApp ha anunciado que en breve ofrecerá la posibilidad de hacer llamadas. Pero es que ya existen aplicaciones como Viber que ya lo permiten. Skype también nos deja hacer videollamadas, al igual que Line. La competencia es mucho mejor, pero nadie puede con la reina. Llegados a este punto, ¿quién usa Line o Telegram? Solo cuando se cae WhatsApp.

Porque esa es otra historia. Últimamente está fallando más que una escopeta de feria. En los últimos cinco meses ya se ha caído tres veces a nivel mundial durante unas horas. Y ese es el momento en el que creemos que ha llegado el fin del mundo, pensamos que hay que volver a los viejos tiempos de las señales de humo y nos vamos todos a Twitter a protestar por el apagón.

Y cuando se cae WhatsApp lo segundo que hacemos, tras ir a Twitter, es echar mano de la competencia. En el penúltimo apagón wasapero, Telegram informó de que estaba recibiendo "100 nuevos registros cada segundo". Pero fue un espejismo. Cuando WhatsApp retornó a nuestras vidas, volvimos a olvidarnos de Line y de Telegram.

Facebook vio el gran potencial de WhatsApp y el pasado 19 de febrero se gastó 13.800 millones de euros en comprarla. Para celebrarlo, tres días después, el sábado 22, se cayó la aplicación. Volvió a repetirse el fallo el domingo 25 de mayo y el domingo 8 de junio. Pero ¿qué pasa los fines de semana que siempre se cae WhatsApp? ¿Cómo podemos comunicarnos entonces con nuestros contactos si ya no sabemos cómo hacerlo? Porque volver al SMS ya no volvemos. No vaya a ser que alguien se ría de nosotros.

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