Los bebés ya no vienen con un pan bajo el brazo, ahora traen un smartphone. La capacidad de los jóvenes para asimilar el manejo de las nuevas tecnologías sorprende a padres y educadores. Ordenadores, tablets, teléfonos móviles y videoconsolas han sustituido al balón, la peonza y la comba. El secretario de la Asociación Gallega de Ludópatas Rehabilitados (Agalure), Gerardo Rodríguez, afirma que la adicción a los videojuegos es, en muchos casos, "la primera puerta a la ludopatía", algo que se manifiesta en niños en torno a los 12 años. Los expertos alertan de que la franja de edad para convertirse en adicto a la consola está bajando por culpa de los teléfonos inteligentes y tablets y que niños de 9 y 10 años "ya son vulnerables" .

Siete de cada diez menores de entre 10 y 17 años juegan con videojuegos, según el estudio Videojuegos, menores y responsabilidad de los padres de la fundación Protégeles, correspondiente al año 2005. Una cifra que ha aumentado en los últimos años con la aparición de los smartphones y de las tabletas.

Los expertos reconocen, pese a las demostradas propiedades beneficiosas para el desarrollo cognitivo y psicomotriz, que abusar de los videojuegos es "la primera puerta" para desarrollar una conducta adictiva. El psicólogo clínico de la Asociación Gallega de Ludópatas Rehabilitados (Agalure), José Repouso, identifica varios factores que incentivan el juego compulsivo y su posible derivación en conductas adictivas. La obtención de recompensas inmediatas, la disponibilidad horaria y online y la generación de dopamina, una hormona neurotransmisora que reduce la sensación de cansancio y de fatiga, son algunos de ellos.

Los menores adictos al videojuego son proclives al fracaso escolar y a sufrir alteraciones del sueño que perjudican su desarrollo educativo. También afecta a sus relaciones sociales, a la vez que pierden el contacto con sus amigos y familia. Desde ese instante, "sus encuentros sociales se convierten en ciberrelaciones", señalan los expertos.

Los primeros síntomas se manifiestan en el aislamiento de los jóvenes, que dejan de salir y de relacionarse con sus compañeros de clase y amigos. En ocasiones, ante la amenaza de controlar sus horas de juego o de bloquear el dispositivo de juego, presentan conductas violentas que pueden derivar en agresiones personales.

El psicólogo clínico de Agalure recomienda establecer controles parentales en los dispositivos de juego y, en el caso concreto de los videojuegos, ceñirse al sistema de clasificación por edades llamado PEGI que figura en la caja de cualquier videojuego, junto a una descripción de los contenidos que aparecen en él.

Repouso reconoce que existe otro componente "fundamental", olvidado desde hace años por los intereses privados de los desarrolladores y productores de videojuegos: el grado de adicción, un baremo basado en características como la dificultad del juego, las recompensas que ofrece, la música o los colores. Añade también otros agentes determinantes como el carácter del propio joven o la sobreprotección que pueda recibir de sus padres.

El secretario de Agalure, Gerardo Rodríguez, aconseja a aquellas personas que comiencen a sentir estos síntomas que acudan a un especialista. "Primero deben ser conscientes de que tienen un problema y luego pedir ayuda". Rodríguez recomienda a los padres de niños que crean que su hijo pueda tener esta adicción que sitúen el ordenador o la videoconsola en zonas comunes de la casa para poder controlar el tiempo que sus hijos dedican a los videojuegos y eviten de este modo la reclusión y el aislamiento del pequeño.

Los micropagos

Existen modalidades de juego gratuitas (Free-to-play ), descargables desde cualquier dispositivo, que basan su sostenibilidad en los micropagos, pequeñas cantidades de dinero que se pagan por obtener determinadas recompensas y ventajas que ayudarán al jugador en la consecución del juego. Es una práctica muy extendida en el juego online. Repouso afirma que son "muy peligrosos" y que, en este sentido, van "por detrás" de las empresas, que disponen de equipos para estudiar cómo incentivar el consumo de estos productos.