La auxiliar de enfermería de origen gallego Teresa Romero lucha contra el ébola desde hace días en el hospital Carlos III de Madrid con un tercer tratamiento. Se contagió al atender al misionero español Manuel García Viejo, quien falleció por el virus tras ser repatriado de Sierra Leona. Se trata del primer caso de contagio fuera de África donde el virus del ébola ha infectado a unas 8.000 personas y se ha cobrado la vida de 4.033, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Una vez detectado este caso en España, los responsables de la sanidad pública pusieron en marcha el rastreo de contactos. ¿Qué es este sistema? Para muchos investigadores, la única solución efectiva para frenar en seco la expansión de la enfermedad. Como recordó esta semana el virólogo gallego César Muñoz-Fontenla, director de un laboratorio en el Heinrich Pette Institut de Hamburgo -uno de los pocos con nivel de bioseguridad 4- es una técnica ya aplicada con otras enfermedades infecciosas. "En épocas pasadas ha habido enfermedades importadas como turistas que han llegado con fiebres hemorrágicas, o enfermedades raras y a estas personas se las ha aislado y el brote se ha parado", señala.

El profesor de investigación del CSIC en la comunidad gallega, Antonio Figueras - quien estudia las enfermedades y la respuesta inmune de moluscos y peces frente a agentes patógenos- explica también cómo funciona este sistema. "El rastreo de contactos consiste en encontrar a todas las personas que estuvieron en contacto directo con un paciente con ébola. Se vigila a los contactos para detectar signos de enfermedad durante 21 días, a partir del último día en que tuvieron contacto con el paciente con ébola. Si el contacto presenta fiebre u otros síntomas del ébola, se aísla inmediatamente, se le hacen pruebas, se le da atención médica, y el ciclo empieza otra vez: se busca a todos los contactos del nuevo paciente y se les vigila por 21 días", sostiene.

Mientras, otra batalla se libra dentro del cuerpo de los contagiados, ¿qué pasa dentro del organismo de las personas que sufren la infección del virus? Tras el contagio a través de fluidos -sangre, sudor, semen, etc.- se produce un periodo de incubación entre dos y 21 días. Se ha comprobado que el virus tiende a aparecer en dos periodos preferentemente: entre el cuarto y el sexto día y entre el décimo y el decimoséptimo.

Cuando el ébola entra en el cuerpo humano su objetivo es atacar a las células del sistema inmunológico. El sistema inmune, por su parte, intenta protegerse generando anticuerpos. Eso hace que el virus se replique con agresividad y rapidez afectando a órganos vitales y desequilibrando el sistema sanguíneo. El doctor Carlos Urquiza, especialista en emergencias de Cruz Roja Española, organización que atiende un centro de tratamiento de ébola en Sierra Leona, explica cómo evoluciona la enfermedad en las personas. Una vez que el virus entra en el organismo su objetivo es atacar a las células que conforman el sistema inmunológico. Los primeros síntomas son similares a una gripe: dolores de cabeza, de garganta, musculares y de articulaciones. Aparece la fiebre y la fatiga extrema.

A medida que aumenta la carga viral, se incrementan los síntomas. Llegan las diarreas, los vómitos y el dolor de estómago. Ya que el virus circula rápidamente por la sangre, coloniza el sistema sanguíneo, y penetra en algunos órganos: el hígado suele ser uno de los primeros. Después ataca a los riñones y los pulmones que también son órganos diana.

Ahí llega la respuesta del sistema inmunológico. Se produce una subida de los glóbulos blancos o leucocitos y aumentan las plaquetas, destruyendo los glóbulos rojos y provocando hemorragias internas. Se produce también un deterioro en la composición de la sangre y un desequilibrio de líquidos que afecta a riñones, hígado y al intercambio de oxígeno en los pulmones. Si el paciente tiene un sistema inmunitario débil -a causa de la edad o que sufra alguna patología- se agrava la enfermedad.

Hay un periodo entre siete y diez días en los que se evidencia si el sistema inmunológico puede vencer al germen. En un sistema sanitario desarrollado con medidas adecuadas se intenta ir revirtiendo los ataques puntuales del virus.

Las terapias tratan de ganar tiempo para que el cuerpo pueda generar anticuerpos y tenga la oportunidad de luchar. Por eso, a los afectados se les administra suero de personas que han superado la enfermedad del ébola como ocurrió en el caso de la gallega Teresa Romero al que se le traspasó sangre de una religiosa que contrajo y sanó del virus en África. A mayor cantidad de virus, menor tiempo para generar los anticuerpos necesarios. El virus se propaga rápidamente. El desenlace se produce a causa de un fallo multiorgánico, señalan los especialistas.

Si el paciente sobrevive, su sistema inmune eliminará el virus del organismo a través de la sangre, orina y heces. Sin embargo, el semen puede transmitir el virus entre 60 y 90 días más, señalan expertos en este tipo de patología.

Sobrevivir al ébola significa ser inmune al subtipo de virus (existen cinco clases) que ha atacado. Los especialistas señalan que superar esta enfermedad tiene el mismo efecto que si el afectado se hubiera vacunado contra ella.