El artículo de esta semana va, sobre todo, para todos aquellos que tienen cerca a niños y niñas de entre nueve y once años y que se están iniciando en el mundo de internet. A partir de esa edad ya es más difícil controlarlos, pero si antes hemos conseguido educarlos sobre las virtudes y los defectos y peligros que pueden encontrarse en internet, estaremos todos más tranquilos cuando salgan ahí fuera. Como en la vida real.

El otro día me encontré con un vídeo que es buenísimo. Recomiendo que se lo enseñéis a todos esos pequeños que están a punto de engancharse a las redes sociales. Se titula El peligro de las redes sociales. Una voz en off les va realizando una serie de preguntas a unos niños de entre nueve y once años.

"¿Dejarías la puerta de tu casa completamente abierta?". "No, claro que no". "Esa es una pregunta tonta", responden un niño y una niña de unos nueve años. "¿Pondrías muchas fotos tuyas en un lugar público donde todo el mundo las pudiese mirar?". "No, eso sería vergonzoso", reconocen otros dos pequeños. "¿Hablarías con alguien que no conoces como si fuese tu mejor amigo?". "No, tengo que conocerlo", asegura otro. "¿Le permitirías a un extraño coger una copia de todas tus fotos personales?". "No. Esa es otra pregunta tonta", vuelve a responder el de antes. "¿Te gustaría que cualquier persona supiese tus cosas personales?". "No, de ninguna manera", zanja una niña de unos diez años.

Intercaladas con estas preguntas y respuestas aparece una niña de unos diez años que tiene su perfil abierto en una red social. Sus fotos personales las puede ver todo el mundo, habla por la red social con un hombre mayor que se hace pasar por un chico de 13 años y que descarga sus fotos a su ordenador y sabe todo lo que ha publicado esa niña. Otra de las preguntas, y la respuesta que da la mayoría de niños, hace pensar que aún queda mucho por hacer. ¿Te preocupa más tu seguridad en la vida real que en internet? Todos responden que sí.

Con las redes sociales, con internet, es mejor educar antes que prohibir. La educación es la clave, sobre todo a esas edades tempranas que es cuando se produce el primer contacto con internet. Ya sé que hay muchos niños con menos edad que navegan por la red. Pero, ¿dejarías que anduviesen solos por una calle vacía?

Prohibir el uso de internet es una medida temporal, porque a partir de los 12 años ya no podremos ni insinuarlo. Pero si antes les hemos educado bien, cuando sean un poco más mayores vamos a poder dejarlos solos en la calle. Aunque esté vacía. Como en la vida real.

A los más pequeños, por ejemplo, hay que explicarles que nunca compartan la contraseña. El 75% de los jóvenes de entre ocho y nueve años revelan sus contraseñas a otros. Hay que hacerles entender que en cualquier momento todo el mundo puede tener acceso a lo que han publicado en sus redes sociales. Y cuando decimos todo, es to-do. Que al igual que en la vida real, no deben quedar con personas que solo han conocido a través de internet. Por muy guays que parezcan en la pantalla. Hay que insistirles mucho en que no todo lo que leen en la red es verdad.

Hay que acompañarlos en sus primeras conexiones a internet. Estemos junto a ellos, no como si fuéramos unos policías sino como compañeros de viaje. A esas edades lo podremos hacer, después ya será imposible. Debemos conseguir que tengan confianza en nosotros por si algún día tienen un problema. Y si llega ese día, no debemos echarles la culpa sino premiarlos por contarlo. La educación es la clave. Prohibir solo es un parche temporal.