Desde el año 2005 cuando acabó la carrera, el contrato más largo que ha logrado la enfermera María Pérez -nombre ficticio de una joven ourensana que prefiere no dar su identidad real- fue "una baja maternal de nueve meses". Y para eso no la cubrió siempre en el mismo puesto de trabajo. "Cinco meses estuve en la UCI y otros cuatro en Neonatología". A este contrato se suma otro de cuatro meses. Después solo ha conseguido contratos por días sueltos o por periodos de vacaciones cortos. Solo cuando estuvo dispuesta a prescindir de la mitad del sueldo y optar por media jornada logró trabajar casi dos años seguidos.

El caso de María no es una excepción, asegura que es el día a día de los profesionales de enfermería que como ella no tienen plaza en propiedad. Eso sí, tiene claro que las cosas han cambiado y mucho desde que empezó la crisis. "Comencé a trabajar en 2006 y de aquella la lista general solía acabarse en verano, tenías garantizado que trabajarías para cubrir las bajas por vacaciones. Antes si estabas en el puesto 800 de lista tenías posibilidades de trabajar, ahora en el número 200 no", señala María.

Además esta joven critica las condiciones de trabajo cuando con suerte les llaman para cubrir un puesto. "Suelen ser correturnos, es decir, te hacen bailar por todo el hospital: hoy estás en hematología, mañana en pediatría, pasado en urgencias, etc.", sostiene esta joven, quien lamenta la improvisación a la hora de llamarles. "Llevo siempre el uniforme y los zuecos en el maletero porque te pueden llamar en cualquier momento. Te pueden llamar a las doce para entrar a las tres a trabajar", dice y añade: "Y lo haces porque tienes que trabajar, hay que pagar el alquiler". "Así no puedes hacer planes", sostiene.

La coruñesa Lucía Peón, de 29 años, tiene claro que la cobertura de bajas en el sector de la enfermería ha dado un giro de 180 grados desde que acabó la carrera en 2006 hasta ahora. "Antes todo el mundo de la lista conseguía trabajo en verano y tenías garantizado emplearte también en Navidad, Semana Santa, carnavales..., pero ahora no", indica esta joven, quien reconoce que ha trabajado durante largos periodos debido a la suerte de haber pillado bajas largas, pero que resalta que desde junio del pasado año y hasta antes de este verano "trabajé siempre a días".

Peón asegura que, hoy en día, trabajar a días "es la única forma de trabajar" cuando no se tiene plaza propia. "Las sustituciones nominales no se cubren y además, en el caso de que se cubra una baja en Atención Primaria, por ejemplo, no te contratan por todo el periodo de la baja, es decir, solo te pillan de lunes a viernes para no pagarte el fin de semana, por ejemplo", indica esta coruñesa, quien resalta que incluso hay contratos por horas. "He visto casos en que llaman para que la enfermera vaya a cubrir las dos horas de analíticas de un centro de salud", indica.

Peón tiene claro que los perjudicados son los sanitarios - "vives pegado al teléfono"- pero también al paciente. "Si cada día estás en un sitio, en un servicio diferente, no se puede ofrecer la misma calidad al paciente que si hay cierta estabilidad", sostiene esta joven que cree que todo se debe "a unas políticas de ahorro donde el paciente importa cero". Para ella ni siquiera las oposiciones son algo esperanzador con lo que mirar al futuro. "Son 125 plazas y somos miles", señala y dice: "Tampoco emigrar es siempre una vía. A mi edad, hay gente con pareja, hijos, no todos pueden irse".