Diez horas para poner los cimientos de la programación informática, el lenguaje que hablan los ordenadores y las aplicaciones que ahora se descargan por millones en los teléfonos móviles inteligentes, y hacerlo en un idioma accesible a los niños de 5º de Primaria, que tienen entre 10 y 11 años. Ese es el objetivo de la pionera iniciativa que va a poner en marcha la Consellería de Educación en colaboración con el Colexio de Enxeñería en Informática en diez centros de los que participan en el proyecto Abalar.

El primer paso para enseñar a los escolares, de una forma "proactiva y lúdica", a programar, fue la firma, ayer, de un convenio entre la Xunta y el colegio de ingenieros informáticos. En cuanto se elijan los centros, con "especial incidencia" en el rural, Programación nas escolas pasará del dicho al hecho y 10 centros se beneficiarán de unas jornadas de 10 horas "eminentemente prácticas", como indica el presidente del Colexio de Enxeñería en Informática, Fernando Suárez.

Por una parte, se buscará que los alumnos de Primaria dispongan de las herramientas necesarias para comprender qué son y cómo funcionan las aplicaciones informáticas que rigen el día a día. Como dice Fernando Suárez, "los niños estudian física y química porque en el mundo rigen las leyes de la física y la química. En un mundo regido por las leyes de la tecnología, pretendemos que los niños sean capaces de manejarse en ese contorno, que no solo sean usuarios de herramientas tecnológicas, sino que vayan más allá".

En ese sentido, el curso, que impartirán expertos informáticos elegidos por el Colexio, facilitará a los menores los rudimentos para pasar a la práctica. Tal y como explica el departamento que dirige Jesús Vázquez, la formación les permitirá no solo "entender mejor la realidad en la que se mueven", sino también fomentar sus "capacidades creativas" al poder dar forma a sus propias aplicaciones interactivas, ya sean animaciones, videojuegos o simulaciones. El objetivo, recalca Suárez, no es educar a futuros profesionales que diseñen aplicaciones, pero sí que "conozcan los fundamentos del mundo en que se mueven".

Para ponérselo fácil, los técnicos recurrirán a Scratch, una aplicación desarrollada por el Instituto Tecnológico de Massachussets precisamente para que los más pequeños -una versión incluso permite programar a niños de cinco años que no saben ni leer- puedan familiarizarse con el lenguaje de la computación "a través de herramientas visuales sin tener que escribir directamente código".

Pero educar solamente a los menores no basta. El programa también contempla la formación de profesores y padres para que incorporen la programación a aspectos como la creatividad y la resolución de problemas. "Los niños de hoy en día son nativos digitales, pero docentes y padres no", alega Suárez. "Es interesante que padres y docentes conozcan una aplicación como Scratch y faciliten a los niños las posibilidades que les abre", alega.

El gallego no es el primer Ejecutivo autonómico preocupado en que las nuevas tecnologías lleguen a las aulas. Madrid ha introducido en Secundaria este curso una nueva asignatura, Programación, de carácter obligatorio, que los estudiantes solo podrán superar cuando sean capaces de diseñar y crear una aplicación.