Uno de cada tres jóvenes españoles considera "inevitable" o "aceptable" que su pareja le controle sus horarios, con quién sale o si ve a la familia; otro tercio, en este caso de los varones, ve bien que los chicos salgan con muchas chicas, pero no al revés; un 13% no ve maltrato en decirle a su pareja con quién puede hablar y con quién no; un 11% de los chicos creen que los hombres no deben llorar y solo un 84% de las chicas, de 12 a 24 años, rechazan totalmente la afirmación "si una mujer es maltratada y no abandona a su compañero será porque no le disgusta del todo esa situación". Estas son algunas de las conclusiones que se extraen de dos estudios recientes -Percepción social de la violencia de género en la adolescencia y la juventud, del Ministerio de Servicios Sociales, y de Jóvenes y género. El estado de la cuestión, del Centro Reina Sofía sobre la Adolescencia- que muestran la pervivencia de ciertos estereotipos sexistas entre las nuevas generaciones y que han hecho saltar las alarmas de los expertos. "La juventud actual está recuperando, sin duda, cierto machismo de antaño", señala la directora del Centro de Estudos de Xénero e Feminismo de la Universidade da Coruña, Rosa Cobo.

Para los expertos, el diagnóstico es claro: los avances logrados en igualdad en las últimas décadas no parecen haber influido en la forma de pensar de los adolescentes actuales, que recuperan viejos estereotipos de género. "En los años 70 y 80 cambió el imaginario que existía sobre las mujeres y se pusieron las bases de la conquista de derechos que hoy podemos contemplar en nuestra legislación, es decir, no se pueden entender las leyes de violencia de género, aborto o paridad sin esos años. Sin embargo, hoy en día podemos afirmar con rotundidad que hay un retroceso", señala Cobo. "En los últimos años notamos que los jóvenes reproducen una serie de estereotipos preocupantes", añade la secretaria xeral de Igualdade de la Xunta, Susana López Abella.

A la hora de establecer qué ha provocado este giro en la mentalidad de los jóvenes españoles, los expertos hablan de múltiples factores desde la ausencia de una política de igualdad en las escuelas hasta los mensajes sexistas con los que una persona convive desde su infancia, camuflados en cuentos, publicidad, series o canciones. "En las escuelas no se ha implantado la coeducación y se ha excluido la enseñanza en la igualdad. Sin políticas de prevención no se puede interrumpir la desigualdad. Y cuando se interrumpen las políticas de igualdad en las instancias primarias de socialización, las relaciones de poder entre hombres y mujeres se restablecen rápidamente y se recupera cierto machismo", sostiene Rosa Cobo. "La publicidad, las series o ciertas películas de éxito están lanzando mensajes muy negativos y que confunden a los jóvenes. Pero no se les puede echar la culpa solo a ellos, los jóvenes deben estar formados en igualdad para no comprar estos mensajes que son una constante", resalta Susana López Abella.

Para los expertos, lograr la igualdad solo es posible si toda la sociedad hace los deberes, algo que por el momento no ocurre. "Hay que trabajar en muchos ámbitos. Los catálogos de juguetes, por ejemplo, son aún sexistas con los colores diferenciados: el rosa para las niñas, el azul para ellos...", señala la secretaria xeral de Igualdade. Una opinión que comparte Rosa Cobo. "El cine, la literatura, especialmente los cuentos, la moda, la televisión y sobre todo la publicidad reproducen los estereotipos de género más tradicionales. Es difícil encontrar un cuento en el que la protagonista sea una niña o en los que las niñas no estén preocupadas por su atractivo físico. En la mayoría de los cuentos, los niños son personajes activos y ellas, pasivas", señala Cobo, quien lamenta que, aún hoy en día, la sociedad impulse a los pequeños a aceptar los roles establecidos para chicos y chicas. "La ideología sexista que se transmite a través de la socialización señala que ellas deben construir su identidad en torno a su atractivo físico y los chicos, en torno a la capacidad de hacer cosas como jugar al fútbol o tener un grupo de música", señala.

Para los expertos, lo más preocupante de la recuperación de estereotipos sexistas es que pueden ser la puerta de entrada para la violencia de género. "Me preocupa este florecimiento de la idea del amor romántico entre nuestra gente joven, un amor que se concreta en que ellas aguanten los comportamientos masculinos de control y dominio. Las chicas reciben un mensaje difuso, pero eficaz, de que deben gustar y para ello es preciso aguantar", señala la directora del Centro de Estudos de Xénero de la UDC, quien reconoce que otro problema es que muchos jóvenes de hoy solo consideran maltrato "las agresiones y los asesinatos". "No se les explica que las agresiones físicas vienen precedidas de un comportamiento masculino de control en las relaciones de pareja", señala.

Los datos le dan la razón. El 97% de los jóvenes rechaza la violencia física o psicológica, pero un 33% ve inevitable controlar a la pareja, según el estudio del Ministerio que revela que la tolerancia al control por parte del novio es superior ahora que en otras generaciones. Si un 32% de las chicas encuestadas, de 15 a 29 años, ve "inevitable" la llamada violencia de control -que su pareja vigile sus horarios, si estudia o si puede ver a sus amigos-, la tasa baja al 29% entre la población femenina en general. Si se analizan los datos de ciertas actitudes por separado -como hace el Centro Reino Sofía- para ver si son consideradas maltrato o no, la situación no mejora. Un 16% de varones, de 12 a 24 años, considera que hacer sentir miedo a su pareja no es para "nada" un maltrato. Mismo porcentaje que considera que tampoco es maltrato decirle con quién puede hablar, amenazarle con hacerle daño si le deja, impedirle ver a sus amigas o controlar todo lo que hace. En el caso de las mujeres, solo un 88% se muestra "muy en desacuerdo" con el hecho de que "si una mujer es agredida por su marido algo habrá hecho ella para provocarlo", un 78% rechaza que la violencia que se produce dentro de casa debe ser un asunto de familia que no salga de ahí y un 29% está algo de acuerdo en que un chico que parece agresivo es más atractivo.

Estereotipos clásicos en pleno siglo XXI que conviene atajar desde el aula y las familias, según los expertos. "Hay que trabajar la intervención con los chicos y chicas en la escuela, los institutos y la universidad para que identifiquen la violencia y aprendan la igualdad. Pero también hay que intervenir con talleres sobre igualdad en las asociaciones de vecinos, culturales u otros espacios de la sociedad civil. Y por supuesto, la igualdad de género debe estar en el centro de la agenda política de los partidos", señala Cobo. "Hay que trabajar desde la educación en los colegios, en las familias y desde las administraciones con campañas y programas que fomenten la igualdad", añade López Abella, quien explica que la Xunta cuenta con campañas para concienciar a los más jóvenes o jornadas dirigidas especialmente a padres para asesorarles en materia de igualdad. Precisamente este fin de semana se celebró una con el sexismo en los videojuegos como protagonista. Iniciativas para lograr una sociedad libre de sexismo.