A falta de un tratamiento que permita curar la enfermedad, asegura que el principal objetivo de la Fundación Pasqual Maragall es trabajar en la prevención del alzhéimer antes de que aparezcan los primeros síntomas. "Los fármacos que han salido en los últimos años, aplicados en personas ya con síntomas, han fracasado. Hay que intervenir en etapas anteriores", señala el director de esta fundación catalana, el doctor Jordi Camí, que ayer impartió la charla Retos sociales y científicos del envejecimiento: el caso de la enfermedad de Alzhéimer en la Fundación Barrié con motivo del 20 aniversario de la Asociación de Familiares Enfermos de Alzhéimer de A Coruña (Afaco).

-¿Cuál es el principal reto científico que presenta hoy en día el alzhéimer?

-Nosotros, desde la Fundación Pasqual Maragall, ponemos el foco en la prevención. Estamos convencidos, sabemos que cuando la enfermedad manifiesta síntomas ya está en su fase final y que realmente el alzhéimer empieza décadas antes, pero de forma silenciosa. Hay que entender la historia natural de la enfermedad para intervenir en las personas que consideramos que tienen riesgo de padecer esta dolencia.

-¿Se sabe qué personas tienen mayor predisposición a padecer esta enfermedad?

-Tenemos algunas pistas. Hay una variante que es hereditaria, debido a unas mutaciones genéticas en donde la mitad de los descendientes padecerán la enfermedad, pero es poco frecuente. Otra pista son personas que mueren cognitivamente bien, pero su cerebro presenta unas alteraciones similares a las de quienes tienen alzhéimer. Probablemente si estas personas vivieran diez años más habrían terminado teniendo la enfermedad.

-Entonces, tener alzhéimer, ¿es una lotería o influye tener antecedentes familiares?

-Si hay antecedentes familiares hay alguna probabilidad más de padecerlo, pero no muchas más. De hecho, en una década será rara la familia que no conozca a alguien o no tenga un familiar que ha tenido alzhéimer. Quedan muchas preguntas por responder y que intentamos resolver. Precisamente para poder estudiar la historia natural de la enfermedad empezamos hace un año el estudio Alfa, donde participan más de 2.700 personas entre 45 y 75 años que son hijos de un paciente de alzhéimer. Han accedido a que los estudiemos a lo largo de su vida, que les hagamos pruebas para poder obtener más información sobre la historia natural de esta patología.

-Ejercitar la mente a lo largo de la vida, ¿realmente previene o retrasa el alzhéimer?

-Realmente no es determinante, no se puede decir que sean instrumentos para prevenir. Lo que sí está claro es que hay que tomar medidas cuando aún no existe riesgo, es decir, de jóvenes. Sabemos que todo lo que es bueno para el corazón -como seguir una dieta saludable, hacer ejercicio, prevenir ciertas patologías- es bueno para el cerebro porque las demencias tienen un componente cardiovascular.

-¿Hay más casos que hace 50 años o realmente es que ahora se diagnostican mejor?

-La incidencia de la enfermedad no ha aumentado, lo que ocurre es que cada vez se vive más años, hay más gente mayor y por tanto más casos. De hecho, hay más casos de alzhéimer en mujeres que en hombres y es simplemente porque ellas viven más. La mayoría de casos se dan en mayores de 65 años. A partir de los 65 años, entre el 5 y el 10% tienen alguna demencia y al superar los 85 años, el 30%.

-¿Cuáles son los signos de alarma?

-Se producen pérdidas de memoria de cosas recientes muy significativas, pero no todo es memoria. Estos pacientes presentan un cambio de comportamiento, las familias -que son las que suelen detectar que hay un problema- lo confirman, sus familiares sufren cambios de personalidad o hacen cosas que no tienen nada que ver con su personalidad.

-¿El paciente debe saber que tiene alzhéimer?

-Sí, los pacientes deben conocer el diagnóstico porque tienen derecho a tomar decisiones.

-¿Se podrá hablar a corto plazo de un tratamiento que cure la enfermedad o paralice el avance de los síntomas?

-Es difícil poner fechas. A falta de un tratamiento que cure, hay que trabajar para frenar la enfermedad antes de que florezca, antes de que aparezcan los primeros síntomas del alzhéimer.