En esta España de pícaros y Lazarillos de Tormes a nadie le sorprende que seamos uno de los países en el que más descargas ilegales se realizan. Desde aquellos años en los que nos copiábamos las cintas de música con nuestros radiocasetes de doble pletina o le poníamos un trozo de celo a una cinta que no era virgen para poder grabar en ella hemos evolucionado mucho. Mucho. Tanto que hay encuestas que aseguran que la mitad de la gente que está leyendo este artículo desde un ordenador tiene en segundo plano un programa de descarga funcionando a todo trapo.

Pero es lo que tienen las encuestas, que seguro que poseen su punto de verdad, pero que cocinan tanto los datos que al final pierden credibilidad. Es lo que le ha pasado al Observatorio de piratería y hábitos de consumo de contenidos digitales 2014. La pasada semana se publicaron los resultados y la conclusión es que el 58% de los accesos en España a contenidos digitales (música, cine, libros, videojuegos, series de televisión y fútbol) durante 2014 fueron ilegales. Es decir que casi seis de cada diez veces que usted y yo accedemos a contenidos digitales lo hacemos de forma ilegal. Mucho me parece.

En este mundo de las prisas, nos creemos todos los datos con una rapidez endiablada. Pero si rascamos un poco, algunos números chirrían. Dice el estudio que durante el año pasado los españoles accedimos de forma ilegal a 4.455 millones de contenidos digitales. Según las últimas estadísticas, somos 32 millones de internautas. Así que la división es fácil: 4.455 millones de contenidos entre 32 millones de internautas sale que cada uno de nosotros se descargó durante el año pasado 139 contenidos. Hay quien la tarifa plana la amortiza muy bien.

Lo mismo pasa con las series o los partidos de fútbol. El observatorio asegura que nos descargamos 1.033 millones de capítulos de las primeras y hemos visto 139 millones de los segundos. Otras dos divisiones y sale que cada internauta se bajó 32 capítulos y vio 4,3 partidos. Es cierto que 2014 fue año de Mundial, se jugó la Champions, la Europa League, la Liga, amistosos... pero quizá a alguien se le ha ido la mano.

El informe está encargado por la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos, una parte interesada en el asunto. Es como los estudios que aseguran que beber una copa de vino en la comida es bueno para la salud. Y luego te enteras de que el informe está patrocinado por una conocida marca de vino. Seguro que el estudio está muy bien hecho, pero...

El año pasado, el Ministerio de Cultura ya dudó del informe ya que era "un estudio estimativo de opinión encargado por parte interesada, que no ha sido remitido con antelación al Ministerio para poder analizarlo con rigor".

Pese a todo lo anterior nadie duda de que somos un país de corsarios 2.0. Durante cuatro años (entre 2008 y 2012) Estados Unidos nos incluyó en la lista de países más piratas.

Cualquier película que se estrena en España un viernes ya se puede descargar al día siguiente en cualquier página web. Y lo mismo sucede con un videojuego o un libro al día siguiente de salir a la venta. En el caso de las series, si son estadounidenses, te las puedes descargar antes de que las emita cualquier televisión española.

Y lo peor de todo es que no hay solución. Es cuestión de educación y eso es muy difícil de cambiar. No hay que olvidar que este es un país de pícaros y que somos hijos del Lazarillo de Tormes.