Contar con un doctorado y una amplia experiencia en el ámbito de la investigación, la gestión y la docencia que incluya desde la coordinación de equipos a estancias en centros del extranjero o la dirección de proyectos propios son algunos de los requisitos que se exigen para convertirse en catedrático universitario. Una formación que obliga a años de dedicación y que hace que la adquisición de la plaza se demore en el tiempo. En el caso de la Universidade da Coruña (UDC) -que cuenta con un total de 185 catedráticos-, ocho de cada diez superan los 50 años. "Se exige una determinada trayectoria que dificulta lograrlo antes de los 40 años", señala Juan Touriño Domínguez, catedrático del departamento de Electrónica y Sistemas de la facultad de Informática y que con 45 años es el profesor con cátedra más joven de la universidad coruñesa.

Los datos le dan la razón. La última estadística de la UDC, correspondiente al curso 2012-2013, revela que la entidad solo cuenta con 38 catedráticos -29 varones y nueve mujeres- que no rebasan los 50 años. Son una minoría -representan el 20% del total de catedráticos- y todos se mueven en la franja de edad de entre los 40 y los 49 años. Antes de llegar a los cuarenta, nadie cuenta con una cátedra actualmente en la UDC. Una situación que da un vuelco a medida que aumenta la edad analizada. La franja con mayor número de catedráticos es la que abarca de los 50 a 59 años (66 casos), pero los datos revelan que un tercio de los profesores con cátedra en la UDC ya tiene más de 60 años.

La clave de que se trate de un colectivo tan añoso está en la carrera de fondo a nivel profesional que hay que tener para adquirir una de estas plazas. Para lograrlo hay dos etapas. Primero hay que contar con el visto bueno de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca), es decir, que el profesor obtenga una acreditación de este organismo conforme cumple con los requisitos que se le exigen. "Evalúa tu currículum en las áreas de investigación, gestión y docencia", explica Touriño. La Aneca analiza desde las investigaciones que ha llevado a cabo el candidato hasta su formación o trabajo en centros extranjeros, si cuenta con patentes, el número de publicaciones científicas que tiene o el desempeño de cargos de responsabilidad en la universidad, entre otras cuestiones. Una vez superado este trámite hay que esperar a que salga a concurso la plaza en el área que le interesa al candidato, algo que con la tasa de reposición del 10% impuesta por el Gobierno central ha ralentizado el proceso.

Los datos de la UDC revelan que es en la categoría docente más alta, donde mayor desequilibrio hay entre sexos. De los 185 catedráticos coruñeses, sólo 36 son mujeres, es decir, ocho de cada diez son varones. Por departamentos, Derecho Público (con once) y Química Fundamental (8) son los que cuentan con más catedráticos.