El Gobierno ruso reconoció ayer que aún desconoce las causas de la avería en el carguero espacial Progress M-27M, lanzado el martes con destino a la Estación Espacial Internacional y que se precipita ahora hacia la Tierra sin que se sepa exactamente ni cuándo ni dónde caerán sus restos. "Si tuviéramos en nuestras manos algo material, podríamos determinar qué es lo que ocurrió. Es muy extraño", dijo Dmitri Rogozin, viceprimer ministro ruso.

Rogozin, quien presidió ayer una reunión especial sobre este asunto, destacó que "las causas del fallo deben ser establecidas en detalle" para reducir al máximo los riesgos para la fiabilidad de los aparatos espaciales rusos. Además, subrayó que el primer fallo en la historia de los Progress influirá en el lanzamiento de naves tripuladas Soyuz y descartó, por el momento, posibles destituciones en las filas de la agencia espacial rusa, Roscosmos.

El Centro de Control de Vuelos Espaciales de Rusia perdió el control del carguero, lanzado desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán) a las 07.10 GMT del martes, después de que éste quedara situado en una órbita errónea y dejara de enviar datos a la Tierra debido a que no se desplegaron todas sus antenas. Podría caer sobre la Tierra la próxima semana, entre los días 5 y 7.