Tras 10.332 infectados y 4.608 muertos, Liberia fue declarado ayer país libre de ébola, un hito que convierte a este país de África occidental en el primero en escapar del devastador virus, pero que hace encender las alarmas sobre la posible complacencia ante una epidemia que aún asuela a Guinea Conakri y Sierra Leona.

En poco más de un año y medio -el virus del ébola, que nunca antes había aparecido en África occidental- ha infectado a 26.298 personas, de las cuales 10.892 han fallecido, la mayoría en Liberia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró ayer a este país, libre de ébola, al haber transcurrido 42 días -dos veces el periodo de incubación del virus- desde que la última paciente fue enterrada y no se han registrado nuevos casos. A priori, esto indica que no hay más casos en el país y que, por tanto, la transmisión se ha paralizado.

Pero existen aún tres problemas: que aparezcan casos importados, que hay que reconstruir un país que ha quedado devastado, y que la epidemia sigue haciendo estragos en los países vecinos.