Playas, piscinas, terrazas, balcones, praderas en la montaña... Cualquier lugar es bueno en verano para tenderse al sol y lucir palmito. Las firmas de moda lo saben y por eso la inmensa mayoría incluye colecciones de baño en sus propuestas. A ellas se unen las casas que se dedican específicamente a este tipo de prendas, como Eres o Andrés Sardá, por citar dos de las consideradas de referencia.

Ambas tienen a su favor cuidar de forma exquisita los tejidos y diseños, de manera que se ciñen al cuerpo como una segunda piel y, algo que es fundamental, las prendas no se estiran ni deforman con el agua. A tenor de lo visto en las pasarelas, el biquini se impone como protagonista, sobre todo con la parte inferior de tiro alto, con un aire un tanto retro. Los tangas exagerados y las partes superiores con forma triangular no viven su mejor momento esta temporada.

Los bandeaux cobran protagonismo, sobre todo con frunces y detalles de encaje, que aparecen por todas partes. Dentro de los estampados aparecen líneas rectas verticales y horizontales, frutas y diseños tropicales, como palmeras, flores y animal print. La paleta de colores ofrece una gran variedad que parte de los clásicos blanco y negro y los pasteles hasta turquesas, lilas y tonos más estridentes en verde, azul, amarillo, naranja y la gama de los rosados.

El folclore mexicano también inspira trajes de baño muy femeninos, con detalles de artesanía, poco prácticos, pero de alta carga estética. Ellos pueden escoger entre una variada gama que va desde los modelos más clásicos de Polo, Zara o Women Secret a fórmulas rompedoras como las que plantea Gucci, con largos calzones de neopreno que, sin duda, harán volverse todas las miradas sobre la arena. Lo que está claro es que la discreción se toma vacaciones esta temporada.