El 24 de junio de 1947, el piloto estadounidense Kenneth Arnold vio a un grupo de nueve objetos voladores no identificados en forma de plato que se desplazaban sobre el Monte Rainier, en el estado de Washington. Su informe sobre el enigmático incidente se considera históricamente como el primer avistamiento de un ovni y popularizaría en la prensa americana el término "platillo volante".

El fenómeno adquiría sin embargo una notoriedad planetaria apenas un mes después, cuando los medios de comunicación informaron en julio de 1947 que una nave extraterrestre se había estrellado en el desierto de Roswell (nuevo México), supuestamente con un alienígena a bordo. A pesar de los posteriores desmentidos del ejército estadounidense, que guardó al principio un duradero silencio que alimentó las hipótesis sobre la nave extraterrestre, los avistamientos de misteriosos objetos voladores se convertirían a partir de entonces en un imparable fenómeno al que todavía hoy día no se le ha encontrado explicación.

Las especulaciones sobre el incidente de Roswell se dispararon cuando el astronauta del Apolo 14 Edgar Mitchell afirmó públicamente que había tenido acceso a documentos oficiales clasificados que probaban que en Roswell hubo en 1947 un contacto extraterrestre y que existía una agencia secreta independiente del Gobierno estadounidense que realizaba experimentos con tecnología extraterrestre. Esta célebre afirmación inspiraría muchos años después el éxito de una serie de televisión „Expediente X, en clave de misterio„ y una saga cinematográfica „Men in Black, en clave de humor¬„.

1947 figura en todos los anales como el año cero de la ufología moderna, el arranque de una universal controversia que aún continúa entre convencidos de las regulares visitas de naves extraterrestres a la Tierra y los escépticos que atribuyen los incontables avistamientos a fraudes o ignorancia científica.

Era consultado por los ufólogos españoles más conocidos y elaboró el diario más completo de avistamientos de ovnis en todo el mundo entre 1945 y 1964

La primera documentación de un ovni se produjo sin embargo dos años antes y fue obra del militar y científico coruñés Óscar Rey Brea, al que se considera el primer ufólogo en España.

Este próximo octubre se cumplirán setenta años de la extraña experiencia vivida en Los Cantones por los padres de Rey Brea, que vieron al igual que otros coruñeses como un misterioso objeto volador de inusitada luminosidad sobrevolaba la ciudad.

Nadie había oído hablar aún en la España de la época de platillos voladores y el extraño artilugio volador se atribuyó a alguna novedosa arma secreta relacionada con la Segunda Guerra Mundial, que acaba de concluir apenas unos meses antes.

No fue así sin embargo para Rey Brea, que había combatido con la División Azul en el frente ruso y fue durante años meteorólogo en el Observatorio coruñés, además de contar con una notable formación en astronomía. Cuando oyó de boca de sus padres la minuciosa descripción del misterioso aparato volador, lo relacionó de inmediato con un idéntico avistamiento en Rusia, que desafiaba toda tecnología conocida entonces.

Los soldados de la División Azul se hallaban en un búnker en una batalla entre alemanes y las fuerzas aéreas rusas y se quedaron atónitos al ver una enigmática nave en forma de disco que se paró sobre los aviones de combate, como si estuviera observando la batalla. Después de cierto tiempo, desapareció a gran velocidad. El episodio es rescatado en el libro Encuentros con humanoides, del ufólogo Antonio Ribera, publicado por Planeta en 1982.

Para Rey Brea, lo que sobrevoló A Coruña en octubre de 1945 era un ovni, aunque el término aún no había sido acuñado, y así lo consignó, como una nave de origen extraterrestre, en su pionero diario sobre enigmáticos avistamientos aéreos en todo el mundo, que comenzó a elaborar ese mismo año y en el que siguió trabajando hasta los años sesenta, cuando decidió compartir sus conocimientos con la primera sociedad de investigadores del fenómeno ovni en España, fundada en 1958 en Barcelona.

Lo verdaderamente asombroso en este asunto es la anticipación con la que Óscar Rey Brea se refiere a objetos voladores con una tecnología inexistente en el planeta años antes de que el fenómeno ovni fascine a todo el mundo.

"Podemos decir que Óscar Rey Brea fue el primer ufólogo español y quizás también mundial „señala Manuel Carballal, uno de los principales expertos en el fenómeno ovni y autor de varios libros sobre el tema„. Durante años trabajó en solitario, hasta que tras la publicación en España del libro Objetos desconocidos en el cielo, se pone en contacto con su autor, el barcelonés Antonio Ribera, a través de una histórica carta de seis folios fechada el 28 de octubre de 1961 en la que le comunica el seguimiento que viene haciendo en su diario de los avistamientos de objetos voladores no identificados en todo el mundo desde 1945".

El ufólogo coruñés aseguró en 1954 que había descubierto una correlación entre las apariciones de platillos volantes y las épocas de mayor proximidad de Marte y la Tierra.

Esta teoría, conocida entonces como el ciclo bienal marciano, fue desarrollada por Óscar Rey Brea en diversos artículos periodísticos y por Eduardo Buelta en Astronaves sobre la Tierra, publicado en 1955. Con el paso de los años, la idea fue también asumida por Antonio Ribera, el más importante y respetado de los pioneros ufólogos españoles.

Rey Brea y Buelta consideraban que los habitantes de Marte viajaban a la Tierra cuando ambos planetas se encontraban más próximos, es decir, una vez cada veintiséis meses.

Sin embargo, mientras Buelta mantenía que las oleadas de observaciones de ovnis se desplazaban hacia el Este y respondían a un programa de exploración con final a plazo fijo, Rey Brea rechazaba los presupuestos de su colega.

El ufólogo coruñés tuvo el valor de reconocer en 1953 que se había confundido al predecir un aumento en las apariciones de platillos volantes, aunque mantuvo la validez de la teoría bienal hasta su muerte en 1973.

Rey Brea tuvo la osadía de denunciar el fraude de UMMO, un movimiento arraigado en España y Francia en los 60 que pretendía estar en contacto con una inteligencia extraterrestre, lo que le acarreó grandes problemas

La primera organización dedicada la investigación ufológica nació en 1958 en Barcelona. El germen del Centro de Estudios Interplanetarios (CEI) estaba formado por Eduardo Buelta, Antonio Ribera y Maruis Lleguet. Los tres estaban convencidos del origen extraterrestre de los platillos volantes; aunque, mientras Buelta y Ribera abogaban por Marte como cuna de los alienígenas, Lleget creía que procedían de fuera del sistema solar. En 1961, Ribera, el divulgador platillista por excelencia, publicó el primer bestseller de la historia de la ufología española. Objetos desconocidos en el cielo.

La diferencia con los creyentes incondicionales en el fenómeno ovni es que el coruñés Óscar Rey Brea era un investigador serio y bastante crítico. De hecho, resolvió muchos casos al demostrar que casi todos los avistamientos a cuyos datos tenía acceso eran atribuibles a causas meteorológicas (nubes lenticulares), astronómicas (alineación de planetas, halos lunares) o se trataba de simples fraudes. Óscar Brey creía en los platillos volantes, pero su actitud analítica y el desenmascaramiento y denuncia que llevó a cabo de supuestas visitas extraterrestres le granjearon la antipatía de los menos rigurosos.

"Óscar Rey era apodado por la comunidad ufológica de la época como el gallego sabio. Inició una exhaustiva recopilación de la casuística ovni que continuaríamos años después de su muerte nuevas generaciones de ufólogos gallegos. Su formación científica le permitía reconocer en muchos casos fenómenos naturalmente explicables o fraudes. Se convirtió en objeto de consulta por ufólogos españoles sobradamente conocidos. Como detallo en mi libro Los Expedientes Secretos (Planeta, 2001), tuvo la audacia de calificar de fraude al caso ovni español de mayor repercusión internacional, UMMO, mientras la inmensa mayoría de los estudiosos españoles lo consideraron auténtico durante 30 años. Incluso osó apuntar a un culpable del engaño... lo que terminó por convertirlo en un apestado", señala Manuel Carballal.

El caso UMMO, que aún hoy colea en Sudamérica en forma de secta, fue un movimiento que gozó de gran popularidad en España y Francia en las décadas de los 60 y los 70. Sus impulsores pretendían estar en contacto con seres extraterrestres que buscaban difundir unacultura tecnológica avanzada en la Tierra y trucaron imágenes de avistamientos. José Luis Jordán Peña, que llegó a ser vicepresidente de la Sociedad Española de Parapsicología, confesaría treinta años después ser el artífice del fraude, que justificó como un experimento que se le había ido de las manos.

En 1970 analizó desde el Observatorio coruñés un objeto metálico sobre Vigo que medía 300 metros

Rey Brea participó también en el estudio de un célebre avistamiento ovni en Vigo el 7 de mayo de 1970, avalado por el jesuita Pedro Pablo Requejo, profesor entonces en el colegio Apóstol Santiago. El misterioso objeto, de aspecto metálico y plateado con una gran luminosidad, fue visto por miles de personas y filmado por un testigo, Matías Álvarez, interventor entonces del Banco Pastor en Vigo, durante las dos horas que permaneció sobre la vertical de la ciudad olívica.

Rey Brea, avisado por Requejo, analizó el objeto desde el Observatorio coruñés con telescopio y teodolito y concluyó que estaba a 40.000 metros de altura, medía unos 300 metros y brillaba más que Venus.