El cantautor madrileño Javier Krahe falleció en la madrugada de ayer a los 71 años de un infarto mientras se encontraba en su casa de Zahara de los Atunes (Cádiz). El compositor fue junto a Luis Eduardo Aute, Joaquín Sabina y otros artistas uno de los máximos exponentes de la llamada canción urbana madrileña de los ochenta. Combinó la canción con la crítica y se caracterizaba por su crudo sentido del humor.

Krahe cuenta con catorce discos editados y 150 canciones compuestas, entre los que figura La Mandrágora (1981), CD que firmó con Sabina y Alberto Páez, o el tema Cuervo ingenuo.

En el año 2012, fue acusado de un delito contra los sentimientos religiosos por un vídeo de 2004 titulado Cómo cocinar un Cristo para dos personas. "No me han entendido", afirmó antes de entrar a declarar en el juicio del que finalmente salió absuelto. Había iniciado estudios de Ciencias Económicas en la Universidad Complutense de Madrid, pero los abandonó para irse a vivir a Canadá, tras conocer a una chica, Annick, que allí vivía. Empezó su carrera como letrista al tiempo que desempeñaba distintos trabajos. A su regreso a España en 1972, comenzó a componer canciones para otros cantantes como Alberto Pérez o Chicho Sánchez Ferlosio. En 1980 grabó su primer disco, Valle de lágrimas.

La fama le llegó cuando el presentador de televisión Fernando García Tola le descubrió en el pub La Mandrágora, donde actuaba junto a Joaquín Sabina y Alberto Pérez. El disco La Mandrágora (1981) conjugaba perfectamente los estilos de los tres artistas y vendieron más de cien mil copias. Después del éxito fulminante, el trío continuó sus carreras en solitario. Krahe, el más ácido de los tres, grabó en 1983 Aparejo de fortuna, al que siguieron Corral de cuernos (1985) y Haz lo que quieras (1987).

Comprometido social y políticamente, en 1986, en plena campaña del referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN, levantó una fuerte polémica con su canción Cuervo Ingenuo, claramente anti-militarista. Su doble disco, Elígeme, fue grabado en directo en la sala madrileña del mismo nombre en 1988 y que incluyó temas como: La hoguera, ¡Olé, tus tetas! y Villatripas. Con ese álbum lanzó su propio sello discográfico.

En 1989 concurrió como quinto candidato al Congreso de los Diputados, dentro de la lista Grupos Radicales por Madrid Antiprohibicionistas sobre Droga y en noviembre de ese mismo año intervino en San Sebastián en el concierto Contra el miedo en apoyo al cantautor vasco Imanol, que había sido amenazado por ETA. Era un hombre imprescindible para entender el desarrollo cultural de la década de los ochenta y de la música en vivo. Su capacidad creativa y su sentido del humor le valieron el reconocimiento del público.

Contrario a la Guerra del Golfo, en 1991, participó en el Festival celebrado en Madrid, Paremos la Guerra, promovido por la Plataforma por la Paz. Además, intervino en un recital benéfico para recaudar fondos para el Frente Polisario Por un referéndum libre en el Sáhara. En los noventa publicó los discos Sacrificio de dama y Versos de tornillo.

Junto al Gran Wyoming, Santiago Segura, Faemino y Pablo Carbonell, entre otros, fundó en 1999 la discográfica independiente 18 Chulos con la que editó sus siguientes trabajos: Dolor de garganta, Cinturón negro de karaoke, Toser y Cantar y el disco homenaje ...Y todo es vanidad, ya en 2004.

Después de 35 años sobre los escenarios, volvió en 2014 con fuerza y presentó su último trabajo Las diez de últimas, acompañado de la obra El derecho a la pereza, de Lafargue.

Su fiel amigo Pablo Carbonell fue la primera persona en anunciar en su cuenta de Twitter, alrededor de las cinco de la madrugada, la noticia sobre el fallecimiento de Krahe. Los restos mortales del madrileño serán incinerados mañana en el tanatorio de la M-30 de Madrid.

Pablo Iglesias, Manuela Carmena o Ibán García del Blanco, fueron algunos de los políticos que dedicaron ayer palabras de despedida al cantante.