La pobreza se ha recrudecido en Galicia, especialmente entre los jóvenes y los padres solos con hijos, tal y como reconoce la Xunta en su Plan Estratégico 2015-2020, en el que alerta del riesgo de que esas penurias económicas se transmitan a las generaciones más jóvenes, y en el que también promete priorizar el gasto social. El Gobierno gallego ofrece en ese documento un duro diagnóstico de las consecuencias de la crisis sobre la población: 622.066 personas se encuentran en Galicia en riesgo de pobreza o exclusión social, y uno de cada cuatro hogares con niños está en esta situación, así como la mitad de las familias monoparentales con menores a su cargo. El grupo de edad de entre 16 y 24 años es el que presenta una tasa más elevada de pobreza, mientras que, por el contrario, los mayores de 65 años son los menos afectados. Las áreas urbanas más desfavorecidas y el rural concentran el mayor número de hogares con problemas.

Pese a estos datos, la Xunta insiste en que Galicia está "mejor que el conjunto de España", ya que la tasa de pobreza en la comunidad gallega está en el 16,6%, casi seis puntos por debajo de la española y es, además, la quinta autonomía menos afectada.

"El aumento de la pobreza y de la desigualdad hace que la presencia de estas problemáticas a nivel político y social sea imprescindible", remarcan desde la Rede Galega de Loita contra a Pobreza (EAPN, por sus siglas internacionales, en inglés), organización que integran 125 entidades de acción social, desde asociaciones de ayuda a pacientes (con alzhéimer, con daño cerebral, con síndrome de Down, con enfermedad mental, etc.), hasta otras que también trabajan en favor de los derechos sociales y de la igualdad, como Secretariado Gitano, y que busca influir en las administraciones para poder cambiar las políticas sociales. "Como entidades prestadoras de servizos, queremos hacer propuestas reales a las diferentes administraciones, basadas en la información directa que tenemos sobre la situación social. Entendemos que debemos ser interlocutores, porque conocemos bien la realidad. Buscamos que, en los concursos públicos, el ámbito social no sea un negocio más, sino que se garantice la prestación de servicios", apunta el director de la Rede, Xosé Cuns, y añade: "Otro de nuestros objetivos principales es fomentar la participación de las personas en riesgo de exclusión social para conocer de primera mano cuáles son sus principales necesidades y para que ellas mismas propongan soluciones basadas en su experiencia", especifica.

Las 125 organizaciones que integran EAPN-Galicia se dedican, fundamentalmente, "a la atención y la mejora de la calidad de vida de las personas en situación de exclusión social, con serios problemas", explica su presidente, Antonio Hernández, quien insiste en que todas esas entidades tienen "una filosofía común, el trabajo en red", de ahí que no les haya resultado difícil diseñar una estrategia de inclusión. "A nivel interno hay una relación estupenda, y tanto con la Administración gallega, como con los distintos grupos parlamentarios, e incluso con los partidos emergentes, la interlocución es muy buena", destaca Hernández. "Todos valoran el hecho de que integremos propuestas conjuntas, les facilitamos el trabajo. Además, antes de tomar cualquier tipo de medida de presión, siempre intentamos negociar y colaborar, y las administraciones agradecen esa 'lealtad institucional", añade.

EAPN-Galicia defiende, por encima de todo, "el derecho a una vida digna". "Acompañamos a las personas para que sean protagonistas de sus procesos y no les ponemos etiquetas", subraya Xosé Cuns. En la misma línea, Antonio Hernández recalca: "Tratamos de solucionar las situaciones, algunas realmente dramáticas, que se están dando, y lo intentamos hacer de la manera más anónima -evitando marcar a nadie con ninguna etiqueta- y personalizada posible, ya que cada problemática tiene una solución muy concreta", señala.

El presidente de la Rede considera que hay dos problemáticas especialmente urgentes de atajar: el aumento de las situaciones de privación material severa y de la pobreza infantil. "No podemos permitir que en pleno siglo XXI, en una sociedad como la nuestra, haya niños que pasen hambre o que no tengan cubiertas sus necesidades más básicas", remarca Antonio Hernández.

En este sentido, Xosé Cuns alerta sobre los efectos de las políticas de recorte llevadas a cabo por el Estado y de los copagos en ámbitos como la sanidad o la educación, que califica de "gotas que colman vasos". "En muchos hogares se encuentran con serias dificultades para pagar servicios básicos como la vivienda. Esto hace que, por ejemplo, las ayudas orientadas a que personas con discapacidad sean más autónomas se destinen a pagar la comida y a tener una vida mínimamente digna", advierte.