Galicia es una comunidad autónoma con una gran dispersión poblacional, así que "lo ideal" sería que hubiese, "como mínimo, una unidad de ictus en cada provincia", para poder atender en el menor tiempo posible -las cuatro primeras horas son fundamentales- y de forma específica, a cada paciente que sufra un accidente cerebrovascular. Esto es algo que la Sociedade Galega de Neuroloxía demanda, desde hace años, a la Administración sanitaria gallega. De hecho, los neurólogos han mantenido "muchas negociaciones" con el Servizo Galego de Saúde (Sergas) para tratar de conseguir que se pongan en marcha más servicios de ese tipo, ya que la del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), la única actualmente en funcionamiento, da asistencia a un área sanitaria que "apenas llega al 20% de la población gallega". Negociaciones que empiezan a dar sus frutos, ya que en breve empezarán a funcionar dos nuevas unidades de ictus en A Coruña y en Vigo.

"La importancia de las unidades de ictus radica en que cuentan con protocolos establecidos para atender a los pacientes, y con neurólogos de guardia -si son especialistas en patología cardiovascular, mucho mejor-", explica el portavoz y secretario de la Federación Galega de Dano Cerebral (Fegadace), Fidel Castro, quien recuerda que la recomendación de los expertos es "que haya una unidad de ictus por cada 100.000 habitantes", aunque se muestra satisfecho con la inminente apertura de dos nuevos servicios de ese tipo en la comunidad gallega. "Es una muy buena noticia, teniendo en cuenta que en la actualidad solo funciona una unidad en toda Galicia, ya que por lo menos quedará cubierta la franja atlántica, que es la zona que concentra una mayor densidad de población", señala Castro.

El portavoz y secretario de Fegadace explica que desde la entidad esperan que esa atención continúe extendiéndose a los demás hospitales de las ciudades que ya cuentan con departamentos de Neurología. Los neurólogos, sin embargo, se muestran preocupados porque el 7% de población gallega que depende de los hospitales comarcales no disponga de esos servicios, y señalan como una posible salida el uso de la tecnología a través de proyectos como Teleictus, que pone en contacto a los hospitales del Salnés y del Barbanza con la Unidad de ictus del CHUS para atender este tipo de casos.