Rostro llegó hace un año y medio a Galicia, como las demás tortugas marinas que proceden de las costas del Caribe, en su viaje de vuelta a casa a través del océano Atlántico. Sin embargo, el delicado estado de salud de Rostro al alcanzar las aguas gallegas la convirtió en el primer ejemplar al que la coordinadora para o Estudo dos Animais Mamíferos Marinos coloca un emisor de satélite que mantiene a sus miembros informados sobre su odisea particular.

Cuando Cemma encontró a principios de 2014 a este ejemplar en la playa O Mar do Rostro en Fisterra (A Coruña), a la que le debe su nombre, la tortuga sufría un corte profundo en la aleta izquierda que le llevó a pasar un año recuperándose en la UCI de tortugas marinas. Tras su recuperación ya inició el regreso y a mediados de mes ya estaba en aguas oceánicas, después de rodear la montaña submarina del Banco de Galicia, según los datos del satélite.