En ocasiones, tras mirar durante un tiempo la pantalla del ordenador, leer, ver la televisión o incluso sin motivo aparente, nos pican los ojos. Los especialistas hablan de ojo seco como una enfermedad que debe ser diagnosticada y tratada, sin olvidar que la incomodidad de los que la padecen puede constituir un problema ocular en el futuro.

El ojo seco se considera una enfermedad de la lágrima y de la superficie ocular que provoca distorsión visual, disconfort, inestabilidad de la película lagrimal y alteración de la superficie del ojo que a la larga puede provocar una reducción en la transparencia de la córnea y en la calidad de la imagen retiniana. Las causas son diversas: concentración durante largos períodos, polución ambiental, aumento de la evaporación o déficit de la lágrima, disfunción de las glándulas de meibomio, baja frecuencia de parpadeo, desórdenes en la apertura palpebral, deficiencia de vitamina A, interacciones farmacológicas, uso de lentillas, conjuntivitis alérgicas, síndrome de Sjogren, obstrucción de la glándula lagrimal, etc. Los factores de riesgo asociados son:

-Mujeres de edad madura, en la menopausia y/o con tratamiento estrogénico posmenopáusico.

-El proceso de envejecimiento.

-Utilización de lentes de contacto.

-Consumo de fármacos antihistamínicos, antidepresivos, diuréticos, bloqueantes, ansiolíticos, anticonceptivos orales, etc.

-Tratamientos de radioterapia, quimioterapia, bótox, etc.

-Enfermedades de los tejidos conectivos, diabetes, VIH, hepatitis C, hipovitaminosis por deficiencia en vitamina A, gota, etc.

-Ambiente con poca humedad, inadecuado uso de lentillas, durante el embarazo, trabajo continuado ante el ordenador o leyendo, etc.

Muchas veces el problema se agudiza en determinadas estaciones del año (sobre todo en primavera) o en periodos en los que la persona se ve sometida a una mayor actividad laboral ante la pantalla del ordenador o cuando padece un estrés superior al habitual.

Los síntomas descritos por el paciente se centran en la sensación de picor ocular, disconfort visual, alteraciones visuales, ojo rojo, dilatación de los capilares, párpados inflamados, queratitis, etc. que sirven para realizar un diagnóstico preciso. El óptico-optometrista puede hacerlo directamente o remitir al paciente al oftalmólogo, siendo muy sencillas e indoloras las pruebas. El tratamiento se centra en reducir y/o eliminar los síntomas de la enfermedad para mejorar la calidad de vida del paciente aplicando medidas higiénicas (dietéticas, ambientales, tratamiento de los párpados, humectación de la superficie ocular, etc.).

A nivel farmacológico se utilizan varias sustancias solas o combinadas entre sí:

-Lágrimas artificiales; son soluciones lubricantes y humectantes con otros componentes beneficiosos para la superficie del ojo.

-Geles y cremas; de escasa aplicación porque provocan distorsión visual y visión borrosa.

-Retenedores de lágrima; como las lentes de contacto de alta transmisibilidad al oxígeno.

-Sustitutos biológicos de la lágrima; de difícil comercialización por la pérdida de esterilidad de la solución.

-Estimuladores de la secreción lagrimal, como la pilocarpina, que aumentan el flujo y favorecen el mantenimiento de la humedad ocular.

-Antiinflamatorios; para procesos que cursan con inflamación ocular como ocurre con la irritación producida por el uso crónico de lentillas o en personas que padecen artritis reumatoide o fibromialgia.

-Fármacos para tratar posibles infecciones; se usan ciclosporina y tetraciclinas.

-Ácidos grasos esenciales omega-3 y omega-6, fundamentales para el organismo y que se ingieren con la dieta, aunque pueden aplicarse como suplementos en las lágrimas artificiales.

Su aplicación dependerá del estadío y gravedad de la situación, estableciéndose una escala que empieza en la modificación de hábitos de vida y acaba en la realización de una cirugía para casos complejos. Consulta cualquier duda a tu óptico y acude a las revisiones que te indique. Si tu caso lo precisa, te derivará al oftalmólogo.

Podemos prevenir y/o tratar esta patología mejorando nuestras condiciones de vida: manteniendo una humedad ambiental adecuada, reduciendo el tiempo de exposición al aire acondicionado, evitando posturas visuales forzadas (por ejemplo al mirar la pantalla del ordenador o las pantallas de vigilancia de los guardias de seguridad, colocar los monitores por debajo de la línea de posición primaria de la mirada en lugar de en zonas elevadas, descansar y cerrar los ojos regularmente), etc.