El que no innova, muere. Esta máxima la tienen grabada a fuego todas las empresas tecnológicas. Que se lo digan a Apple, que sigue con la tradición de sacar en la segunda semana de septiembre un nuevo modelo de iPhone. En esta ocasión fueron el iPhone 6s y el iPhone 6s Plus. Pero no solo a la empresa creada por Steve Jobs, uno de los grandes innovadores de todos los tiempos, le ha dado por presentar nuevas versiones de sus productos. En las dos últimas semanas de agosto y las dos primera de septiembre, numerosas compañías tecnológicas como Facebook, Google, Twitter o Instagram han exhibido sus novedades.

Quizá la más destacada, por todo lo que representa, es la de Google, que el 1 de septiembre cambió su logotipo. Puede parecer un movimiento sin importancia, pero modificar toda la imagen corporativa de una empresa tan grande no se hace porque sí.

La firma fundada por Larry Page y Sergey Brin siempre se ha caracterizado por apostar por la innovación. Es el sexto cambio que realiza en su logotipo en sus 17 años de historia, aunque es el más importante en la última década. Desde 1999 lo único que había realizado eran ligeras modificaciones y toquetear un poco la tipografía. Pero la que acaba de presentar va más allá. El resultado, como era de esperar, no ha gustado a todos. Hay quien se ha rendido al diseño minimalista y arriesgado del nuevo logotipo, mientras que otros reconocen que si lo hubiese realizado un estudiante de diseño como parte de su proyecto de fin de carrera le habrían atizado por todos los lados por simple, malo y feo. Pero como es Google?

Aunque aún no ha llegado a todos los usuarios, Facebook también está trabajando en el rediseño de su versión móvil. El nuevo perfil va a tener la fotografía y el nombre del usuario en el centro de la pantalla.

Y quizá la otra gran novedad, por lo que representa, es la de Instagram, propiedad de Facebook. Mientras muchos aún estaban publicando las fotos de sus vacaciones en esta red social -una de las que tiene un mayor crecimiento de usuarios por delante de Twitter- el pasado 28 de agosto anunció el mayor cambio en sus casi cinco años de historia: permitir publicar imágenes y vídeos apaisados y verticales.

Puede parecer algo baladí, pero desde sus inicios Instagram se había caracterizado -y quizá ahí radicaba una parte de su encanto- por solo dejar publicar imágenes cuadradas como homenaje a las Kodak Instamatic que sacaban las fotos en un formato cuadrado. Así, también conseguía que todos creyésemos que somos buenos fotógrafos, ya que al tener un formato cuadrado se simplificaba la composición de la imagen.

Pero finalmente se ha rendido a todos aquellos usuarios que demandaban publicar fotos horizontales o verticales, aunque ya lo estaban haciendo desde otras aplicaciones externas. Una de cada cinco imágenes que se subían a Instagram ya evitaba la limitación cuadrada.

Pero Instagram no solo ha apostado por dejar publicar fotos horizontales o verticales, sino que ha mejorado también los mensajes directos. Así, los usuarios ya pueden compartir cualquier imagen con una o varias personas.

Este movimiento se encuadra en la búsqueda de espacio dentro del sector de la mensajería instantánea en el que WhatsApp es el gran dominador. Una maniobra similar la realizó Twitter el pasado 12 de agosto cuando eliminó el límite de los 140 caracteres en los mensajes directos. El pastel de la mensajería instantánea es muy suculento. Y es que el que no innova, muere.